LONDRES.- Los británicos comienzan a tener dudas sobre los bombardeos a Afganistán y la mayoría piensa que debería haber una pausa, según una encuesta del diario The Guardian divulgada hoy.
El apoyo popular a los bombardeos cayó un 12 por ciento y confirma los temores del premier Tony Blair, sobre el cambio de posición del pueblo británico en relación con la guerra en Afganistán.
La encuesta muestra que hubo un cambio importante en la percepción popular del país hacia los bombardeos y explica porqué los ministros del gabinete de guerra están tratando de ganar nuevamente el apoyo de la sociedad.
En el caso de las mujeres, la caída fue de 17 puntos, tras retroceder del 68 al 51 por ciento.En la franja que cubre a la población de más edad las cifras también fueron evidentes, cayendo de 71 al 54 por ciento.
Del total de los encuestados, el 20 por ciento está totalmente en contra de la guerra en Afganistán y el 54 por ciento cree que habría que permitir la entrada de ayuda humanitaria a la región.
Sólo el 29 por ciento del total estuvo de acuerdo con continuar la guerra durante los meses sagrados de Ramadán. Un 57 por ciento de los entrevistados apoyó la decisión de Blair de enviar tropas inglesas a Afganistán, al tiempo que el 29 por ciento de los encuestados desaprobó esta medida.
En relación con un posible ataque bio-terrorista, el 44 por ciento también declaró que no se siente seguro ante la posibilidad de contraer ántrax o cualquier tipo de bacteria.
La polémica también continuó en el Parlamento inglés, donde varios diputados exigieron la prohibición del uso de las "bombas racimo" en la campaña militar en Afganistán.
El Ministro de defensa declaró por su parte que estas bombas están matando a civiles inocentes pero advirtió que "hasta que no se encuentren mejores maneras de contrarrestar la amenaza de vehículos armados talibanes, el Reino Unido seguirá usando este tipo de bombas".
Las "bombas racimo" esparcen alrededor de 200 artefactos explosivos más pequeños en un área equivalente a 12 canchas de fútbol. Pero el 20 por ciento de los explosivos permanecen dentro de la bomba madre, poniendo en peligro la vida de campesinos y civiles inocentes que podrían pasar horas más tarde por el lugar.
La diputada laborista Ann Clwyd, declaró hoy que hay una "gran negativa" en el parlamento por el uso de este tipo de bombas, y demandó la prohibición inmediata de los explosivos por parte del gobierno británico.