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Estados Unidos lanzó ofensiva propagandística

La implementación de esta estrategia se debe a la pérdida del apoyo popular que han tenido los ataques norteamericanos sobre Afganistán, debido principalmente a que aún no se han conseguido objetivos importantes, como la captura de Osama Bina Laden, luego de 4 semanas de iniciados los bombardeos.

02 de Noviembre de 2001 | 08:25 | DPA
WASHINGTON.- Cuatro semanas después del comienzo de la guerra en Afganistán, Estados Unidos se ve obligado a lanzar una ofensiva propagandística. Después de las afirmaciones del Pentágono de que las acciones militares contra los talibán y Al Qaida han conseguido "avances cuantificables", la crítica a la estrategia ha arreciado durante los últimos días.

En los periódicos estadounidenses se acumulan comentarios mordaces y artículos de opinión en los que se acusa a Estados Unidos de comportarse de forma vacilante en su campaña de bombardeos, así como de apoyar insuficientemente a la oposición antitalibán. A diario se ofrecen vídeos e imágenes de satélite de tanques y búnquers aislados que han sido destruidos. Sin embargo, a muchos esto no les sirve o les ha dejado de servir como balanza de éxito.

La Casa Blanca no se cansa de confirmar que las operaciones prosiguen según el plan trazado y repite que Estados Unidos no ha subestimado a los talibán ni ha sobrestimado el poder de la coalición antiterrorista internacional. Pero el hecho de que Washington se viese obligado a instalar centros de información en tres continentes, los cuales trabajan las 24 horas del día, habla por sí mismo.

A ello se añade una serie de discursos que el presidente George W. Bush dirigirá a la nación estadounidense y al extranjero en la próxima semana. Los observadores políticos coinciden en que esto no puede ser una casualidad.

De hecho, durante la última semana las conferencias de prensa del Pentágono se han ido asemejando cada vez más a pequeños tribunales. El secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, y los representantes militares tuvieron que invertir dos tercios del tiempo para preguntas en convencer a los medios de comunicación de los supuestos avances. Como las informaciones fluyen de manera escasa y ningún periodista está en condiciones de comprobarlas, la opinión pública se encuentra en la oscuridad al respecto.

Según los últimos informes del Pentágono, se ha conseguido dañar considerablemente las comunicaciones entre la milicia talibán y Al Qaida. Parece también que las cuatro semanas de ataques aéreos han causado problemas considerables. Los observadores en Pakistán explican, sin embargo, que la "disolución" de los talibán no ha tenido éxito de momento, aunque no existen motivos para la desmoralización.

La propaganda del régimen talibán, que describe a Estados Unidos como un asesino de civiles, el reciente asesinato del líder de la oposición talibán Abdul Hak y el hecho de que por lo menos un comando especial de Estados Unidos se hubiera tenido que replegar a causa de ataques de los talibán, dan credibilidad a esta evaluación.

Después de que la Alianza del Norte haya protestado cada vez más alto por la insuficiente ayuda que recibe de Estados Unidos, sólo un cambio en la estrategia parece ir abriéndose camino. Estados Unidos ya no espera conseguir en poco tiempo las condiciones básicas para formar un gobierno de coalición en Kabul. Esta esperanza fue la que había motivado la prudencia estadounidense en su apoyo a la Alianza del Norte con bombardeos.

Ahora, en las líneas del frente hay también bombarderos de largo recorrido. Los bombardeos de gran envergadura son cada vez más frecuentes. Para el Pentágono, el objetivo es posibilitar un rápido avance a la Alianza del Norte, así como crear las condiciones para la entrada en acción en territorio afgano de más comandos especiales.

Existen informes según los cuales el general Tommy Franks, jefe de las tropas estadounidenses en Afganistán, acordó una mejor coordinación militar con representantes de la Alianza del Norte durante una corta visita en Asia Central. Las especulaciones apuntan a que Rumsfeld intentará en su visita a la región de este fin de semana conseguir que los Estados fronterizos con Afganistán cedan aeropuertos, desde los que se podrán enviar aviones y soldados.

Esto significa que Estados Unidos quiere o debe -según piensan expertos militares- acelerar su tempo y aumentar la presión sobre los talibán y Al Qaida. El invierno está a la puerta. Y entonces no sólo las tropas terrestres de Estados Unidos estarán en desventaja en relación a los talibán, sino también los guerrilleros de la Alianza del Norte, quienes operan desde las montañas.
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