ISLAMABAD.- Los talibanes afirmaron hoy que, pese a los desmentidos de Washington, ya son 95 los efectivos de Estados Unidos que han muerto en esta guerra, a la vez que informaron del fallecimiento en su custodia de un estadounidense detenido por espionaje.
Los talibanes, reiteradamente tachados de "mentirosos" por la administración del Presidente norteamericano, George W. Bush, se manifestaron hoy en similares términos en un comunicado en el que acusaron al Pentágono de ocultar sus bajas e incluso de destrozar los cadáveres de sus muertos para evitar su identificación.
Esta macabra historia fue relatada en un comunicado difundido por la embajada talibán en Islamabad.
En la nota, los talibanes afirman que "lamentamos que no hayamos podido devolver a sus familias los restos mortales de los soldados estadounidenses que fueron enviados aquí para morir".
Al mismo tiempo, el embajador talibán, el "mulá" Abdul Salam Zaeef, informó de que un "espía estadounidense" detenido hace unos diez días, John Bolton, murió ayer, domingo, de una enfermedad en un hospital de la ciudad meridional afgana de Kandahar, y que su cadáver ha sido entregado a la Cruz Roja local.
En la nota sobre los soldados muertos, el régimen talibán explicó que "la condición trágica de no volver a ver ni saber con certeza la suerte de un familiar ausente ha recaído en esas familias principalmente porque Washington ha negado los incidentes en que tuvieron lugar las muertes, el mal estado de los cadáveres y la imposibilidad de llevar a cabo las operaciones de búsqueda".
Los talibanes ya habían informado de que el viernes pasado un helicóptero estadounidense cayó en el este del país por motivos desconocidos y que un segundo helicóptero, que llegó para rescatar a los que iban a bordo del primero, fue derribado.
Estados Unidos afirma que un solo helicóptero cayó el pasado día 3, en un accidente debido al mal tiempo, y que sus cuatro tripulantes fueron rescatados por otro aparato.
Según ambas versiones, los restos del helicóptero, o helicópteros, fueron blanco al poco tiempo de los proyectiles disparados por cazabombarderos estadounidenses.
Los talibanes afirmaron que "la auténtica tragedia de estos soldados estadounidenses y sus familiares tuvo lugar cuando inmediatamente después de los acontecimientos del 3 de noviembre Estados Unidos bombardeó intensamente los restos de sus propios helicópteros".
"El resultado fue que no sólo destruyeron los helicópteros, sino también cualquier esperanza de encontrar a supervivientes entre los restos", según el comunicado, que afirma que el móvil fue "impedir que los cadáveres de soldados estadounidenses se mostrasen al público norteamericano como prueba de las bajas en esta guerra".
Los talibanes ya habían calculado en entre 40 y 50 los efectivos estadounidenses que murieron en esos incidentes y afirmaron que otros tantos perdieron la vida en unos desembarcos de comandos el pasado 20 de octubre, con lo cual "el número de muertos en las filas estadounidenses se eleva a aproximadamente 95".
Washington sigue insistiendo en que no ha muerto ninguno de sus soldados en combate en Afganistán, aunque dos fallecieron en un accidente el pasado 20 de octubre, cuando un helicóptero se estrelló en territorio de Pakistán.
Sin embargo, el diario paquistaní "Frontier Post" informó hoy de que los cadáveres de diez soldados estadounidenses fueron trasladados anoche a una base aérea en Pakistán.
Según las "fuentes" que cita el rotativo, los cuerpos fueron llevados en helicópteros que aterrizaron, con las luces apagadas, en la base de Shahbaz, cerca de la localidad de Yacobabad, en el centro de Pakistán, para ser embalsamados y después trasladados a la ciudad meridional de Karachi para ser repatriados.
La embajada de Estados Unidos en Islamabad se negó a comentar la noticia y señaló que "corresponde al Pentágono confirmarla o desmentirla".
El portavoz de la embajada, Mark Wentworth, tampoco quiso comentar el caso del presunto agente de la CIA muerto, el ex mayor John Bolton, cuyo cadáver aún no ha sido identificado por la Cruz Roja.
Bolton, que usaba el sobrenombre de "Mazhar Ayyud" y afirmaba en un principio ser periodista o cooperante, según las versiones, fue detenido en la localidad de Spin Boldak, en el sur de Afganistán y muy cerca de la frontera paquistaní.
Natural de California, Bolton había sido militar entre 1971 y 1991 y participó en la guerra en Vietnam, según fuentes de los talibanes.
Después de abandonar el ejército, trabajó para la cadena de televisión CNN entre 1992 y 1998, y después colaboró con la Alta Comisaría de la ONU para los Refugiados (ACNUR) en campos de refugiados afganos en Pakistán.
Los talibanes aseguraron que Bolton murió de una enfermedad, y no de malos tratos, y que recibió todos los alimentos disponibles, aunque le fue negada la cerveza que pedía insistentemente hasta su muerte, puesto que el alcohol está prohibido en Afganistán.