MOSCU.- Las esporas de ántrax llegaron por correo desde Washington al consulado de Estados Unidos en la ciudad rusa de Yekaterimburgo, ciudad donde murieron 66 personas por carbunco en la época soviética, se informó hoy.
En una macabra mueca de la historia, el Centro Estatal de Control Médico y Epidemiológico, que en 1979 vio un contagio de la bacteria, certificó también la presencia de esporas en el consulado estadounidense.
"Hoy, día 6, se ha comprobado el positivo" de ántrax o carbunco tras los análisis pertinentes, dijo un portavoz de la embajada en Moscú, y una nota oficial informó de que se encontraron esporas dentro de dos de las sacas del correo no confidencial.
La representación diplomática manifestó que aún no había decidido si se iba a cerrar o no el consulado, pero afirmó que un funcionario estaba en tratamiento con el antibiótico ciprofloxacina desde el día siguiente a la llegada del correo el pasado 25 de octubre.
El funcionario diplomático "no está enfermo ni presenta síntomas" de carbunco, añadieron las fuentes diplomáticas.
Rusia, que en tiempos de la URSS y al menos hasta 1992 fue el mayor fabricante de armas bacteriológicas del mundo, se convirtió así en el segundo país europeo en detectar esporas de ántrax en una misión diplomática de EE.UU..
La embajada norteamericana en Lituania anunció el pasado día 1 que dos de las sacas del correo diplomático habían dado positivo en los análisis de laboratorio y obligaron a sellar la oficina postal.
Microbiólogos lituanos hicieron un cultivo con las esporas y con la solución resultante inyectaron a varios ratones, que murieron en menos de dos días, "prueba fehaciente" de la presencia del letal Bacillus anthracis.
Muchos otros países europeos han registrado alarmas, amenazas y bromas siniestras sobre "polvo blanco" supuestamente con la terrible enfermedad, con sospechas más serias de ántrax en Alemania, Grecia y Rumanía.
Para Rusia el anuncio de hoy fue una cruel ironía, porque el ántrax llegó a la ciudad donde científicos soviéticos experimentaron con el bacilo y fabricaron miles de toneladas de las esporas, que entonces no eran blancas, sino rosáceas y mucho más mortíferas.
Yekaterimburgo, Sverdlovsk en tiempos de la URSS, ya era famosa el 2 de abril de 1979 por tres hechos históricos, especialmente por el asesinato a manos bolcheviques el 17 de julio de 1918 del zar Nicolás II y su familia.
Peligrosa filtración
De los otros dos acontecimientos que han pasado Yekaterimburgo a la historia es protagonista el ex Presidente ruso, Boris Yeltsin: allí nació en 1931 y allí era jefe local del Partido Comunista en 1977, tras escalar en la "nomenklatura" soviética.
Ese año ordenó derribar la llamada "casa Ipatiev", la residencia de un comerciante donde vivieron sus últimos días en reclusión los miembros la familia imperial y en cuyo sótano fueron salvajemente ejecutados.
En su primer libro de memorias, Yeltsin negó toda responsabilidad en la decisión de derribar la casa Ipatiev, que fue "ordenada por el Politburó" directamente desde Moscú.
Pero el 2 de abril de 1979, de madrugada, una negligencia en los laboratorios secretos del complejo científico "Biopreparat", nombre que ocultaba el programa soviético de armas biológicas, produjo una hecatombe accidental de ántrax o carbunco.
Un operario que acababa de comenzar su turno de noche no se dio cuenta de que faltaba un filtro en los tubos que salían al exterior, y durante un par de minutos las esporas de ántrax se esparcieron por el aire en las proximidades de Sverdlovsk.
Las investigaciones oficiales se mantuvieron secretas, igual que el resto del mundo desconoció que el programa de armas biológicas de la URSS siguió vigente hasta 1992, veinte años más tarde de la firma por Moscú del convenio que las prohibía.
A la caída del imperio soviético se fueron publicando informes y algunos científicos occidentales pudieron estudiar lo que pasó en realidad en Sverdlovsk: un mínimo de 66 personas y quizás hasta 500 murieron al ser arrastradas las esporas por el aire.
De acuerdo con esos estudios, todavía hubo suerte de que pasaran sólo dos minutos sin filtro en el laboratorio y de que esa noche el viento estuviera prácticamente en calma.
A diferencia de las esporas aparecidas en EE.UU., las fabricadas en Sverdlovsk eran un auténtico "cóctel" de cuatro bacterias distintas de ántrax, resistentes a las vacunas y a los antibióticos.
Ken Alibek, el director de aquel laboratorio que luego se exilió a EE.UU., denunció que el programa biológico soviético tenía hasta 52 agentes patógenos distintos.
A él mismo le encargaron, según dijo en su día, fabricar esporas de ántrax para introducir en las cabezas de los misiles balísticos intercontinentales SS-18.
Cuando en 1992 Yeltsin anunció al mundo el fin del programa de armas bacteriológicas, su única referencia al terrible accidente de 1979 fue para decir que según le había informado el KGB, "nuestros experimentos militares fueron la causa".