MOSCU.- Miles de ciudadanos rusos, nostálgicos por el pasado comunista que rigió el país durante 70 años- marcharon este miércoles en distintas ciudades de Rusia enarbolando banderas rojas, retratos y pancartas para celebrar el aniversario de la Revolución bolchevique de 1917.
En Moscú, donde desde el colapso de la Unión Soviética en 1991 el feriado del 7 de noviembre ha conmemorado "la paz y la concordia", decenas de grupos comunistas desfilaron a través de la ciudad para recordar la insurrección que llevó al poder a Vladimir Lenin.
Valentina Gavrilovna, de 70 años, marchaba orgullosa detrás de un camión cuyos altoparlantes difundían himnos comunistas, mientras ella agitaba tres banderitas soviéticas y un pequeño retrato de Josef Stalin.
"Otras naciones solían venir y nos admiraban. Ahora nada es bueno", dijo, mientras avanzaba hacia la Plaza de la Revolución en la capital rusa. "Ahora comercian con todo, son especuladores".
Otro anciano manifestante, que se identificó únicamente como Kuznetsov, gritaba lemas hacia la multitud de espectadores y los policías.
"¿Quién dice que la URSS ha muerto? !La URSS vive, el capitalismo ha muerto!", dijo, mientras sostenía en sus manos una bandera roja. "Miren a Cuba, un país pequeño con un gran líder".
"!Imagínense lo que la URSS podría hacer con un gran líder a la cabeza!", sentenció.
Multitudes similares, en su mayoría de ancianos, ondeaban banderas y flores rojas, congregándose en decenas de ciudades a través de la ex Unión Soviética.
En Kiev, capital de Ucrania, donde el feriado no es oficial, unos 1.000 comunistas desfilaron para protestar contra el nuevo orden económico.
"No deberíamos de permitir que capitalistas y magnates vendan nuestra tierra ucraniana, deberíamos de montar protestas masivas a través del país y prepararnos para una nueva revolución", gritaba una anciana, refiriéndose a un nuevo código agrario promulgado en octubre por el parlamento.
En Rusia, el día también conmemoró el sexagésimo aniversario de un desfile del Ejército Rojo ante Stalin, en la Plaza Roja, que precedió su despliegue hacia el frente occidental en las afueras de Moscú para confrontar a los nazis que asediaban la capital.
Fue una de las pocas comparecencias públicas del entonces dictador durante la II Guerra Mundial, que dejó unos 27 millones de soviéticos muertos.
En el sur de la capital, varios miles de miembros del movimiento juvenil "Caminando Unidos", pro Kremlin, muchos vistiendo camisetas rojas estampadas con un retrato del Presidente Vladimir Putin, desfilaron por las calles.
La marcha de los jóvenes, dijeron comentaristas, era parte del esfuerzo del Kremlin por redesignar un feriado de la era comunista como uno de respaldo al actual gobierno, fomentando la imagen de Putin como un líder joven y dinámico próximo a la juventud nacional.