LONDRES.- Antes de sus reuniones el fin de semana con el Presidente estadounidense George W. Bush, el Mandatario de Pakistán, general Pervez Musharraf, insistió en que continuar el bombardeo a Afganistán durante el mes del Ramadán sagrado para los musulmanes alienará a los musulmanes en el mundo.
Musharraf también dijo el jueves en Londres que las bajas civiles en esa ofensiva estaban provocando la impresión de una guerra injusta.
Las preocupaciones que ventiló el Presidente paquistaní, aliado musulmán clave, ante los líderes europeos contrastaron con las evaluaciones optimistas sobre la campaña formuladas un día antes en Washington por Bush y el Primer Ministro británico Tony Blair.
Bush y Blair pronosticaron que la coalición encabezada por Estados Unidos triunfará sobre la red Al Qaeda de Osama bin Laden, acusado de orquestar los ataques terroristas del 11 de septiembre en Estados Unidos. Pero reconocieron que tomará tiempo.
Después de conversar con Blair en la residencia del Primer Ministro, Musharraf dijo que apoyaba una campaña "breve y concentrada" en Afganistán.
Poco antes había utilizado los mismos términos en París, donde se reunió el miércoles por la noche con el Presidente Jacques Chirac y el jueves con el Primer Ministro Lionel Jospin.
Blair agradeció a Musharraf por su apoyo "firme y valiente" a la coalición y agregó: "comprendemos la dificultad que le ha impuesto". El Presidente paquistaní respondió que solamente una reducida minoría de sus compatriotas se oponía a la coalición.
Musharraf y Blair se habían reunido antes en la capital de Pakistán, Islamabad, el 5 de octubre, dos días antes del comienzo de la ofensiva encabezada por los norteamericanos.
En París, Musharraf dijo que planteará la cuestión del Ramadán al presidente norteamericano cuando se entreviste con él en Nueva York el fin de semana.
"Mi medio de presión será la fuerza de mi argumento", dijo Musharraf en una conferencia de prensa en París, donde se reunió con funcionarios franceses en un intento por conseguir ayuda económica occidental para su país, que según calcula perderá 4.000 millones de dólares por el conflicto.
Continuar los bombardeos durante el Ramadán, que comienza en unos 10 días, "producirá un efecto adverso en los países musulmanes", afirmó el presidente paquistaní en inglés. "Tendrá una consecuencia negativa en todo el mundo musulmán".
Insistió en que las bajas civiles han perjudicado la imagen de la coalición en el mundo musulmán.
"Las bajas civiles deben evitarse en todo lo posible. Se está percibiendo, en todo el mundo, como si ésta fuese una guerra contra el pueblo pobre, miserable e inocente de Afganistán", agregó. E insistió en la necesidad de que la acción militar sea "breve y concentrada".
"La magnitud del objetivo (militar) perseguido no es muy grande. Es menor", dijo Musharraf, en aparente referencia a los esfuerzos de la coalición por liquidar la red de bin Laden. Agregó que con los datos de inteligencia adecuados, "puede lograrse en unas pocas horas o en un día".
Pero cuando se le preguntó si Pakistán conocía el paradero de bin Laden, Musharraf respondió: "No. Para nada. Nos gustaría averiguarlo".
Musharraf agregó que Pakistán no tiene intenciones de romper sus relaciones diplomáticas con el régimen afgano del Talibán, que protege a bin Laden, por considerar "esencial" que se mantengan esos vínculos.
Esos lazos diplomáticos proporcionan "una apertura diplomática útil", afirmó. "La interacción diplomática es útil y fructífera y aceptada por la coalición".
Musharraf habló después de conversar con el Primer Ministro Lionel Jospin.