JOYA BAHAUDDIN.- La Alianza del Norte aseguró este lunes que controla "más de la mitad de Afganistán" y que sus tropas se encuentran ya a pocos kilómetros de Kabul, en un avance arrollador sobre las posiciones de las milicias talibán.
Fuentes de la coalición de oposición anunciaron la caída de Herat y Kunduz, las dos únicas grandes ciudades del oeste y norte del país que permanecían en poder de los talibán, tras la ofensiva relámpago de la Alianza con el apoyo estadounidense.
La toma de Herat, importantísimo nudo de comunicaciones en el oeste del país, junto a la frontera con Irán y Turkmenistán, se habría producido en el cuarto día del ataque general en todos los frentes lanzado por la coalición antitalibán.
Un portavoz de la Alianza dijo este lunes que la ciudad fue capturada por las tropas del general Ismail Jan, antiguo gobernador de Herat, tras un mes de acoso y que en la operación se emplearon carros de combate pesados y lanzaderas de misiles de bocas múltiples.
Según el agregado militar adjunto afgano en Tayikistán, Abdujalil Bajtier, los talibán defendían Herat con un agrupación de unos 4.000 hombres, que fue derrotada en toda regla. "Ahora, huyen en pequeños grupos hacia el sur, hacia la provincia de Faraj", dijo Bajtier, quien recalcó que las tropas de la Alianza "perseguirán al enemigo y continuarán la operación para liberar Afganistán".
Poco después del anuncio de la caída de Herat, fuentes de la Alianza cantaron victoria en Kunduz, la capital de la provincia homónima y fronteriza con Tayikistán, sitiada por las tropas al mando del comandante Daud.
"Esta gran victoria militar en plazos extremadamente cortos ha sido posible gracias a la ayuda militar adicional que han dado los amigos a la coalición antitalibán, a la maestría de sus combatientes y al amplio apoyo de su población", recalcó Bajtier.
Fuentes de la Alianza destacaron la importancia de la captura de Kunduz, donde los talibán tenían hasta 8.000 hombres armados, pues era el último gran foco de resistencia en el norte del país.
Desde Kabul, el régimen talibán se negó a reconocer la pérdida de Herat y Kunduz, pero la oposición indicó que, como ha ocurrido con las otras ciudades liberadas, el reconocimiento de la derrota por parte de los integristas islámicos tardará en llegar.
Alentadas por sus espectaculares éxitos militares de los últimos días, las tropas de la Alianza continuaron su avance hacia la capital afgana, pese a que Estados Unidos ha advertido de que no deben entrar en Kabul.
Según la Casa Blanca, antes de la entrada de las tropas en Kabul debería llegarse a un acuerdo sobre la formación de un gobierno provisional en el que estén representados todos los grupos étnicos de Afganistán, incluidos los pastunes, mayoritarios en el país.
Por cuanto la Alianza del Norte agrupa a tayikos, uzbekos y hazaras, y en Kabul la población es mayoritariamente pastún, la etnia nutriente del movimiento talibán, Estados Unidos teme que la entrada de las tropas antitalibán en la capital ocasione una masacre.
Según el embajador en Tayikistán del Gobierno afgano en el exilio, Said Ibrahim Jikmat, las fuerzas de la Alianza están a apenas doce kilómetros de los suburbios norte de Kabul, pero otras fuentes de la oposición situaron las avanzadillas antitalibán a 25 kilómetros al norte de la ciudad.
El ministro de Asuntos Exteriores de la Alianza, Abadalá Abadalá, dijo poco después del comienzo de la ofensiva antitalibán que había que sopesar muy bien las consecuencias que podría acarrear la captura de Kabul.
"Corresponde a los afganos decidir qué liberan primero o si entran o no en Kabul", dijo hoy en Dushambé el embajador ruso en Tayikistán, Maxim Péshkov.
Mientras, la aviación estadounidense continuó hoy los bombardeos contra las posiciones talibán al norte de Kabul, castigadas también por el fuego de la artillería de la Alianza del Norte.
Sólo en las próximas horas se aclarará si la coalición antitalibán, que había anunciado su intención de entrar en Kabul antes del comienzo del Radamán, el próximo día 17, atiende a la petición de Washington de no irrumpir en la capital.
"No tenemos suficientes fuerzas en tierra para interponernos en su camino", había admitido el secretario de Defensa estadounidense, Donald Rumsfeld.