BUENOS AIRES.- El Presidente argentino, Fernando de la Rúa, pidió el lunes a la oposición peronista que finalice sus ataques contra el gobierno y dé una muestra de unidad que permita avanzar al país en su ambicioso plan para reestructurar la deuda pública.
"El país lo que menos precisa son ofensivas partidarias circunstanciales o con mezquindad política. Lo que necesita en este momento es unidad, responsabilidad y grandeza. A eso convoco", dijo De la Rúa apenas llegó de un viaje a Nueva York, donde se entrevistó con su par estadounidense, George W. Bush.
El peronismo -la principal fuerza de la oposición en Argentina- lanzó la semana pasada una ofensiva contra el gobierno, en medio de una batalla entre las provincias que administra y el ministerio de Economía por un pacto fiscal que busca generar un importante ahorro para el Tesoro.
Los ataques se centraron en el Congreso, donde el peronismo consiguió que la Cámara de Diputados aprobara una ley para que el gobierno comparta con las provincias la recaudación de un impuesto bancario que, por ahora, sólo tiene como destino las arcas nacionales.
La sanción de la iniciativa, que tiene que ser discutida por el Senado, fue un duro golpe para el gobierno, que planea utilizar ese gravamen para garantizar los bonos que emitirá en el tramo doméstico de la reestructuración de la deuda, cuya base es el intercambio de títulos caros por baratos.
Un diputado opositor dijo a Reuters que, si el gobierno y las provincias no logran este lunes llegar a un acuerdo para firmar el pacto fiscal, el martes el peronismo usará su mayoría en el Senado para convertir en ley el proyecto para distribuir entre las provincias el impuesto.
"Seguramente, excepto que hoy (lunes) firmen todos los gobernadores" el acuerdo, el martes se aprobaría en el Senado la norma, explicó el diputado peronista Jorge Remes Lenicov.
Un portavoz del gobierno dijo a Reuters que el martes esperan poder firmar el acuerdo con seis provincias peronistas, Tucumán, Jujuy, Formosa, Misiones, Tierra del Fuego y La Rioja, que atraviesan serias dificultades financieras.
Dentro de su cruzada contra el Ejecutivo, el peronismo también busca acceder a la presidencia de la Cámara Alta, un puesto que -tras la renuncia el año pasado del vicepresidente del gobierno, Carlos Alvarez- es el primero en el escalafón de la sucesión presidencial.
Sin pacto
Las provincias administradas por la oposición -14 de los 23 distritos- hicieron la semana pasada un desplante a De la Rúa al negarse a firmar el pacto fiscal antes de que el presidente se reuniera el domingo con Bush, al que quería mostrar el acuerdo como prueba de que su debilitada gestión había obtenido algún consenso político.
El mandatario argentino se tuvo que conformar con llegar al encuentro sólo con el apoyo de nueve provincias en manos de la Alianza -la coalición en el gobierno-, el respaldo de una provincia gobernada por un pequeño partido opositor y el visto bueno de la ciudad de Buenos Aires.
El pacto busca permitir al gobierno federal enviar a los distritos menos fondos por impuestos de lo que está obligado a transferirles y usar el ahorro para afrontar vencimientos financieros mientras avanza su plan de reestructuración de la deuda por valor de hasta 101.000 millones de dólares.
A cambio, ayudaría a las provincias a refinanciar a mejores tasas de interés una explosiva deuda con bancos domésticos, por 10.000 millones de dólares.
De la Rúa ha tenido que enfrentar desde que comenzó a gobernar en diciembre de 1999 una economía que no crece desde 1998, lo que ha deteriorado su imagen progresivamente.
El principal escollo para que las provincias más grandes del país -también en manos del peronismo- acepten firmar el pacto fiscal es que éste establece que el Estado nacional pagará en bonos no convertibles -y no efectivo- una deuda de unos 1.000 millones de dólares que mantiene con los distritos.