ISLAMABAD.- Los talibanes continuaron hoy perdiendo territorio a manos de sus rivales de la Alianza del Norte y otros comandantes locales, mientras aumenta la incertidumbre que genera el vacío político causado por la caída del régimen integrista afgano.
Según informó la agencia Afghan Islamic Press, los talibanes se han retirado de la ciudad oriental de Jalalabad, que ahora se encuentra en manos de un jefe muyahidin local.
También comandantes muyahidin opuestos a los talibanes tomaron el control de la provincia de Logar, y su capital Puli Alam, al sur de Kabul, la capital de Afganistán. Las fuerzas del depuesto régimen talibán, que hasta el pasado viernes controlaban cerca del 90 por ciento del territorio afgano, dominan ahora menos del 20 por ciento, según la Alianza del Norte.
La caída de Kabul ha animado a la población de cuatro provincias del noreste a rebelarse contra los talibanes, y llevar a cabo iniciativas con el fin de establecer su propia administración. “Muy pronto formaremos nuestro propio gobierno en Jalalabad”, indicó Haji Zaman Ghamsharik, jefe de la Shora del Este, grupo contrario a los talibanes, y también opuesto a la Alianza del Norte.
Cerca de un centenar de comandantes “muyahidin”, clérigos musulmanes, y jefes tribales se reunieron el lunes en la ciudad paquistaní de Peshawar, próxima a la frontera afgana, para establecer una región autónoma que comprenda las provincias de Kunar, Nangarhar, Logar y Laghman.
Los lideres de la Shora del Este, todos ellos de la etnia “pashtun”, la misma de la que proceden los talibanes, denunciaron la toma de Kabul por parte de las tropas de la Alianza del Norte, compuesta esta por las minorías étnicas de los uzbecos, tayikos, y hazaras.
Jalalabad fue objeto de intensos bombardeos por aviones norteamericanos anoche y también durante la mañana del miércoles.
Estos atacaron al menos seis veces las posiciones defensivas de los talibanes en torno a esta ciudad, que se sitúa a unos 70 kilómetros de la frontera paquistaní, a medio camino entre Kabul, la capital, y la ciudad paquistaní de Peshawar.
En los alrededores de la ciudad la organización Al Qaeda de Osama bin Laden tenía montados campos de adiestramiento de terroristas. Según Afghan Islamic Press, los talibanes se han retirado de toda la provincia de Nangahar, de la que Jalalabad es capital.
Los talibanes se han retirado también de la provincia de Uruzgán, en la región central de Afganistán, según Afghan Islamic Press, dejando así cauce para que las tropas de la Alianza del Norte avancen hacia el bastión talibán de Kandahar.
La retirada de la milicia integrista de Uruzgán ha permitido que jefes tribales y comandantes renegados tomen el control de los principales pasos montañosos de Uruzgán, lugar de nacimiento del líder supremo de los talibanes, el mulá Mohamed Omar.
Los talibanes, que la víspera recibieron la orden del mulá de “reagruparse, resistir y luchar”, controlan aún Kandahar, situada al sur y su cuartel general político.
Civiles afganos llegados al paso fronterizo de Chaman indicaron sin embargo que el aeropuerto de esa ciudad ha sido capturado por combatientes de las tribus del sur de Afganistán. Los lideres talibanes y sus fuerzas han huido hacia el sur del país, donde según han advertido, se reagrupan para emprender la lucha de guerrillas.
Naciones Unidas indicó que cuando la seguridad lo permita, enviará a Kabul a un representante para que medie en las negociaciones sobre la formación de un gobierno de transición compuesto por representantes de las diversos grupos étnicos.