LIMA.- La XI Cumbre iberoamericana fijó una estrategia para que la región hable unida en importantes próximas citas internacionales que reformarán el sistema financiero mundial y la cooperación para el desarrollo.
Los jefes de Estado y de Gobierno de 21 países iberoamericanos huyeron en esta cumbre anual de la retórica y los grandes discursos para dialogar más directamente, presionados por la recesión económica mundial, con graves repercusiones en la región.
Los dirigentes iberoamericanos aprobaron la "Declaración de Lima", un documento general de 63 puntos, además de dos declaraciones sobre la situación económica mundial y el comercio internacional y contra el terrorismo.
Completaron los acuerdos tres declaraciones especiales sobre los procesos electorales de Perú y Nicaragua, las Islas Malvinas y el proceso de paz en Colombia.
El presidente de Perú, Alejandro Toledo, instó a concretar posiciones conjuntas ante la próxima Conferencia de las Naciones Unidas sobre financiación para el desarrollo, que se celebrará en Monterrey (México) en marzo y la Cumbre sobre Desarrollo Sostenible del 2002, en Johannesburgo (Sudáfrica).
Los países latinoamericanos reclamarán en dichas reuniones que se modifique la estructura financiera internacional de ayudas al desarrollo, que privilegia por ahora sólo a los países más pobres del Africa subsahariana.
Los dirigentes de la región repitieron en declaraciones públicas su frustración por la dificultad de acceso a los mercados de países desarrollados y el grave lastre que supone la rigidez en el pago de su abultada deuda externa, que frena el desarrollo.
Los subsidios de Europa y Estados Unidos a su agricultura y las barreras comerciales a sus productos más competitivos suponen un importante obstáculo a las exportaciones de materias primas de la región, denunciaron.
Un informe presentado a la cumbre por el vicepresidente del Banco Mundial, Nicholas Stern, reveló que Latinoamérica soporta barreras arancelarias promedio un 50 por ciento más altas que otros países en desarrollo.
Argentina, que afronta una de las peores crisis financieras de su historia con una recesión que dura tres años, fue respaldada por sus otros socios iberoamericanos en una declaración de "solidaridad" en la que expresaron la necesidad de sumarse al esfuerzo internacional de apoyo a esa nación.
Los líderes latinoamericanos apostaron por un impulso a la integración regional para competir en el mundo globalizado y coincidieron en la necesidad de agilizar una asociación estratégica con la Unión Europea, aprovechando la presidencia española del próximo semestre.
La Comunidad andina, formada por Colombia, Perú, Bolivia, Venezuela y Ecuador, acordó al margen de la cumbre concretar el libre comercio y el arancel externo común a mas tardar en diciembre del año 2002.
Los años 80 fueron la década perdida económica y socialmente, la de los 90 fue la época del ajuste estructural y esta década representa el enorme reto de convertirla en la del crecimiento económico sostenido, afirmó ante la prensa el Presidente peruano.
Los líderes iberoamericanos se comprometieron a combatir los actos de terrorismo en "todas sus formas y manifestaciones dondequiera que se produzcan y por quienquiera que los cometa" y de no prestar ayuda ni refugio a sus autores o promotores.
Toledo subrayó que en la condena y la lucha contra el terrorismo "no debe existir espacio para la ambigüedad", y defendió la creación de una justicia internacional globalizada.
La ausencia del dirigente cubano, Fidel Castro, oficialmente para atender las labores de reconstrucción tras el huracán Michelle despertó la sospecha de que realmente se debió al enfado por la condecoración impuesta durante la cumbre al escritor peruano Mario Vargas Llosa, crítico del régimen castrista.
La próxima cumbre iberoamericana se celebrará en la República Dominicana, en el complejo turístico de Playa Bávaro.