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Entre dudas y pesimismo empieza nueva misión de paz norteamericana en Israel

Los mediadores estadounidenses William Burns y Anthony Zinni llegaron esta tarde a Israel y tienen previsto permanecer en la zona dos semanas, para tratar de que israelíes y palestinos alcancen un alto el fuego y eventualmente regresen a la mesa de negociaciones.

26 de Noviembre de 2001 | 17:54 | EFE
JERUSALEN.- Los mediadores estadounidenses William Burns y Anthony Zinni iniciaron este lunes una nueva misión en Oriente Medio precedida por las dudas de Israel sobre el éxito de la iniciativa y un claro pesimismo de los palestinos, mientras se cruzan acusaciones mutuas.

El diplomático Burns y el general retirado Zinni -enviado especial del secretario de Estado norteamericano, Colin Powell- llegaron esta tarde a Israel y tienen previsto permanecer en la zona dos semanas, para tratar de que israelíes y palestinos alcancen un alto el fuego y eventualmente regresen a la mesa de negociaciones.

En consultas que se celebraron este mismo lunes en la oficina del Primer Ministro israelí, el derechista Ariel Sharon, se decidió que "Israel no negociará con los palestinos bajo fuego, y en sus conversaciones con los emisarios de EE.UU. se centrará en los esfuerzos por alcanzar un alto el fuego".

En cambio, la Autoridad Nacional Palestina (ANP), que preside Yasser Arafat, insistió en "la necesidad de poner fin a las agresiones israelíes y a los asentamientos judíos, así como de reanudar las negociaciones desde el lugar en el que se interrumpieron".

Israelíes y palestinos se acercaron a un tratado definitivo de paz en la cumbre de Camp David de julio del pasado año y después en enero de este año, cuando en Israel gobernaba el Primer Ministro laborista Ehud Barak, quien propuso a Arafat la retirada del 95 por ciento de Cisjordania y del 100 por ciento de la franja de Gaza.

Ambas partes también estuvieron próximas a un acuerdo respecto al futuro político de Jerusalén, en particular de su casco antiguo -donde se encuentra la mayor parte de los lugares santos para las tres religiones-, y muy en especial de la Explanada de las Mezquitas, que los israelíes llaman el Monte del Templo.

Pero los palestinos consideraron las ofertas de Israel insuficientes y a ello se suma la espinosa cuestión de los refugiados palestinos de la primera guerra árabe-israelí de 1948, a cuyo regreso a Israel se opone tajantemente el Gobierno de Sharon, sobre lo que de hecho hay consenso en su país.

La ANP, su parte, exige en primer lugar que "Israel reconozca su responsabilidad en la creación del problema de los refugiados palestinos, motivado por la fundación de su Estado en 1948", y en segundo lugar, que ese país reconozca el derecho de aquellos a regresar a su tierra, aunque en la práctica sólo lo haga una parte.

Antes y después de la guerra que siguió a la fundación del Estado de Israel, el 14 de mayo de 1948, alrededor de 500.000 palestinos abandonaron la tierra por miedo, o presionados o expulsados por los israelíes, y junto con sus descendientes su número se eleva ahora a unos 3,7 millones, según UNRWA, el organismo de socorro de la ONU para los refugiados palestinos.

Dos meses después del fracaso de la Cumbre de Camp David, el 29 de septiembre del 2000 estalló el levantamiento palestino y la actual ola de enfrentamientos entre ambas partes, que dura hasta ahora y que le costó la vida a cerca de 800 palestinos (catorce de ellos en los últimos cuatro días) y 200 israelíes.

Debido a la escalada de la violencia de los últimos cuatro días, y en particular al "asesinato selectivo" de un jefe del brazo armado del grupo integrista islámico Hamas por parte del Ejército israelí, los palestinos amenazaron con vengar su muerte con una serie de atentados en Israel, y en particular en Tel Aviv.

Por su parte, gobernantes de Israel afirmaron que sus organismos de seguridad ’"seguirán impidiendo que terroristas palestinos perpetren atentados antiisraelíes", es decir, que continuarán con lo que Israel denomina "asesinatos selectivos" o "política de defensa activa", entre otros eufemismos.

Pese a todo, el ministro israelí de Asuntos Exteriores, Shimon Peres, dijo hoy que su país "hará todo lo posible y necesario para que la misión de los dos mediadores estadounidenses tenga éxito, pese a los numerosos obstáculos que se presentan en el camino".
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