BAGDAD.- Irak ha aceptado la extensión por seis meses del programa humanitario de la ONU "Petróleo por alimentos", decidida esta semana en el seno del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.
El ministro iraquí de Asuntos Exteriores, Nayi Sabri, declaró este sábado a los periodistas que su país "proseguirá con la aplicación del programa de la ONU, e implantará la décimo primera fase" del mismo.
Tras alcanzarse un acuerdo entre Rusia y Estados Unidos, el Consejo de Seguridad de la ONU acordó por unanimidad prorrogar por seis meses más el citado programa, que expiraba al día siguiente.
El programa "Petróleo por Alimentos" se estableció en 1996 para paliar los efectos sobre la población civil del embargo económico internacional impuesto por la ONU a Irak en agosto de 1990 por su invasión de Kuwait, emirato del que las tropas iraquíes fueron expulsadas siete meses después por una fuerza multinacional.
El acuerdo autoriza a Irak a vender cantidades restringidas de crudo para la compra de alimentos, medicinas y otros productos de primera necesidad.
Estados Unidos y el Reino Unido habían barajado la posibilidad de modificar el embargo y convertirlo en un paquete de "sanciones selectivas", cambio al que se opuso frontalmente Irak, con el respaldo de Rusia.
En este sentido, Sabri insistió en que su país jamás admitirá cualquier tipo de modificación en la actual naturaleza del programa humanitario.
"El Gobierno de Irak reitera que cualquier intento de variación, ahora o en el futuro, sobre el comercio iraquí y sus legítimos derechos en economía, desarrollo científico, seguridad y soberanía, será totalmente rechazado", subrayó Sabri.
Irak exige que se suprima el embargo, ya que considera que es una "injusticia" ahora que ha "cumplido con las resoluciones impuestas por la ONU tras el conflicto en Kuwait".
Washington, sin embargo, duda que Bagdad haya desmantelado todo su arsenal de armamento de destrucción masiva y exige que le embargo se mantenga mientras Irak no permita el regreso de los expertos internacionales en desarme expulsados por el Gobierno iraquí en diciembre 1998, entre otras demandas.