WASHINGTON.- Las amenazas de nuevos ataques terroristas ha impulsado al Gobierno de Estados Unidos a ampliar el estado de alerta general declarado hace casi tres meses, tras los atentados del pasado 11 de septiembre en Washington y Nueva York.
El anuncio de la extensión del estado de alerta se dio a conocer en unos momentos en los que la Policía Federal del país anunciaba una reestructuración para combatir el terrorismo, que eludió sus sistemas de defensa con los atentados del 11 de septiembre.
La cantidad y el nivel de las amenazas recibidas en los últimos días "ha alcanzado el umbral en el que debemos colocar al país otra vez en alerta general", dijo ayer lunes el director de la Oficina para la Seguridad del Territorio Nacional, Tom Ridge.
La alerta, basada en amenazas recibidas por los diferentes servicios policiales, se mantendría al menos hasta el final del mes musulmán de ayuno del Ramadán, que concluye a mediados de diciembre.
Ridge manifestó que los servicios policiales y de espionaje de EE.UU. habían recogido información sobre posibles amenazas, lo cual impulsó a la Oficina de Seguridad a transmitir una advertencia a 18.000 agentes en todo el país.
Agregó que esos ataques podrían coincidir con festividades religiosas, incluyendo, además del Ramadán, la Navidad cristiana y el Hannukah judío.
"La información que tenemos no señala un blanco específico, ya sea en el país o en el exterior, ni tampoco aclara cuál sería el tipo de ataque", agregó.
El director de la Oficina para la Seguridad del Territorio Nacional dijo que la medida había sido aprobada por el presidente George W. Bush y señaló que había sido motivada por una cierta complacencia percibida en la población casi tres meses después de los atentados del 11 de septiembre.
"Creo que la tendencia natural es bajar la guardia. Por desgracia, no podemos hacer eso. Somos un país que está en guerra", dijo.
El segundo estado de alerta fue emitido el pasado 19 de octubre, poco más de una semana después de que aviones estadounidenses comenzaron a bombardear posiciones del régimen talibán en Afganistán.
Estados Unidos acusó a los talibanes y a la organización Al Qaida, que opera en ese país bajo la dirección del millonario Osama Bin Laden, de ser responsable de los atentados que causaron la muerte de unas 4.000 personas.
El Gobierno de EE.UU. ha sido duramente criticado por no dar más detalles de las amenazas, al tiempo que solicita a la población que continúe sus actividades habituales.
"Un alerta de terrorismo no es una señal para detener las actividades. Es un llamamiento a mantenerse vigilante, a saber que el Gobierno está alerta y a que se abran ojos y oídos a los esfuerzos por encontrar y detener a quienes nos quieren hacer daño", manifestó Ridge.
Pocas horas antes del anuncio del alerta, el director de la Oficina de Investigaciones Federales (FBI), Robert Mueller, había anunciado la reestructuración de su servicio para centrarlo en la lucha contra el terrorismo.
Durante el último año, el FBI fue sacudido por una serie de problemas que causaron bochorno en las más altas esferas del Gobierno y llevaron a la renuncia de su director, Louis Freeh.
Entre esos problemas se incluyeron desde la pérdida de archivos en el caso del terrorista Timothy McVeigh y la desaparición de armas y de computadoras portátiles, hasta el descubrimiento en sus filas de un agente de contraespionaje que había espiado durante 15 años para la ex Unión Soviética y después para Rusia.
"Tenemos que realizar un mejor trabajo en lo que se refiere a los problemas de seguridad", dijo Mueller.
En el marco de su reorganización, el FBI dará especial importancia a la lucha contra el terrorismo, el contraespionaje y la mejora de sus relaciones con los organismos policiales internos, manifestó el legislador Patrick Leahy, presidente del Comité Judicial del Senado.
Mueller también dijo que el FBI creará unidades especiales para combatir el crimen cibernético.