JERUSALEN.- El Primer Ministro israelí, Ariel Sharon, y las Fuerzas Armadas actúan desde hoy en los territorios autónomos de Cisjordania y Gaza “como si no existiese Yasser Arafat”, lo que es considerado también “el fin de los acuerdos de Oslo”.
El portavoz de las Fuerzas Armadas, coronel Ron Kitri, declaró que el objetivo de las operaciones militares “es luchar contra el terrorismo”, y admitió que “de hecho actuamos como si no existiese la Autoridad Nacional Palestina (ANP)”, que cuenta con unos 40.000 efectivos policiales.
Las operaciones, que incluyeron esta mañana la destrucción de las instalaciones de la Voz de Palestina según informó la emisora en la la ciudad autónoma de Ramala, en Cisjordania, se desarrollaban sin la resistencia de la población; no se informó de víctimas.
Un jefe de la milicia del movimiento Al Fatah, Husein a-Shej, advirtió hoy que si las tropas israelíes regresan a los centros urbanos palestinos “no las recibiremos con rosas, sino a balazos”.
Los tanques israelíes, que invadieron Ramala por tres puntos, estaban a centenares de metros de la residencia de Arafat, quien fue evacuado. El septuagenario líder palestino se encuentra aislado en esa localidad cisjordana sin poder volver a su sede de Gaza.
El ministro palestino de Información y Cultura, Yaser Abed Rabo, acusó a Sharon de haber “decretado la guerra” al Gobierno de Arafat, y uno de los consejeros del presidente de la ANP, Nabil Abu Rudeina, advirtió de que las operaciones militares de Israel en los territorios palestinos “causarán una desestabilización de Oriente Próximo”.
La ruptura con la ANP y las operaciones militares en territorios donde los palestinos obtuvieron su autonomía en 1994 y 1995 echa por tierra los acuerdos de Oslo que en 1993 impulsaron las negociaciones de paz entre los dos pueblos -actualmente interrumpidas- dos años después de la Conferencia de Madrid para Oriente próximo.
“Desde nuestro punto de vista, (Yasser) Arafat dejó de existir. Punto”, afirmó esta madrugada Sharon ante los ministros de su Gabinete de Seguridad quienes, por unanimidad, resolvieron cortar todas sus relaciones con la Autoridad Nacional Palestina (ANP).
La reunión se celebró tras un atentado palestino que se atribuyó el Movimiento de la Resistencia Islámica (HAMAS) contra un autobús de línea y en el que perdieron la vida diez israelíes, la mayoría del asentamiento judío ultra-ortodoxo Emanuel, y un atacante.
La resolución del Gabinete, precedida por otra que días atrás declaró a la ANP “una entidad que apoya al terrorismo”, ha sido una victoria política para los representantes de la derecha en la coalición de unidad nacional que preside Sharon, algunos de cuyos ministros le llamaban a “expulsar” y a “deshacerse” de Arafat.
Esos ministros son también los portavoces de quienes impugnan los acuerdos de Oslo, que prevén -aunque sin especificarlo-, la devolución de los territorios de Cisjordania y Gaza conquistados por Israel en la guerra de 1967, y que los palestinos, encabezados por Arafat, reivindican para establecer un Estado independiente.
Arafat no había reaccionado a la ruptura final del Gobierno de Israel con la ANP, que sigue a una serie de atentados de extremistas islámicos de las dos últimas semanas, en los que murieron 44 israelíes, y de los que Sharon le responsabiliza porque no apresa a los terroristas, “como se comprometió a hacer”.
El presidente de la oposición parlamentaria israelí, Iosi Sarid, líder del bloque pacifista Merets, declaró hoy que Sharon desea devolver al Ejército a los territorios palestinos que, en virtud de los acuerdos de Oslo (1993), y con vistas a la paz entre los dos pueblos, había comenzado a transferir Israel a Arafat desde 1994.
Las operaciones de las fuerzas de infantería, por ahora en las ciudades de Ramala y Gaza, siguieron a bombardeos de la Fuerza Aérea israelí anoche, tras el atentado de HAMAS, contra instalaciones de los organismos de seguridad de la ANP en Naplusa, de Cisjordania, y en Gaza, donde destruyeron la antena del aeropuerto internacional en cuya construcción participaron, entre otros países, España.