BUENOS AIRES.- El Parlamento argentino se convierte a partir de hoy en el centro de decisión para resolver la crisis política e institucional creada por la protesta popular y la dimisión del presidente Fernando de la Rúa.
Tal como prevén las leyes, la designación del nuevo presidente correrá por cuenta de una Asamblea Legislativa que reunirá a todos los diputados y senadores, y que estará dominada por la oposición peronista, que es mayoría en ambas cámaras parlamentarias.
Fernando de la Rúa dimitió ayer jueves en medio de una fuerte convulsión social que ya ha producido una veintena de muertos.
El presidente del Senado, Ramón Puerta, que será depositario hoy de la jefatura de Estado cuando se acepte la renuncia de De la Rúa, aparece como el principal candidato para la sucesión, ya que cuenta con el consenso de los principales dirigentes del peronismo.
El nombre de Puerta fue acordado en una "cumbre" que el Partido Justicialista celebró anoche en San Luis, a 800 kilómetros al noroeste de Buenos Aires, que contó con la asistencia del grueso de los gobernadores de provincias que responden a esta fuerza política.
La figura del titular de la Cámara Alta también contó el respaldo, según fuentes partidarias, de los sectores que responden al ex presidente Carlos Menem y al senador Eduardo Duhalde, a quien De la Rúa derrotó en las elecciones que le llevaron al poder, en 1999.
De acuerdo con las mismas fuentes, además de impulsar el nombre de Puerta como presidente interino, el peronismo apelará a su mayoría parlamentaria para conseguir que en la Asamblea Legislativa también se decida la convocatoria a elecciones en los próximos 120 días.
Los portavoces justicialistas también señalaron que en la reunión de San Luis se acordó que el gabinete que acompañará a Puerta en su gestión interina esté integrado por legisladores nacionales, con el objeto de dar mayor firmeza al sistema institucional.
En la madrugada de hoy, los dirigentes justicialistas trabajaban a contrarreloj para consensuar las líneas generales de un programa que permita salir de la crisis a Argentina, cuya economía está en recesión desde hace casi cuatro años.
Pese a que no existe unanimidad de criterios en la fuerza política, es casi un hecho que Argentina dejará de lado su esquema de convertibilidad, que está vigente en la país desde 1991 y que establece que un peso es igual a un dólar estadounidense.
Más allá de políticas y planes de gobierno, el peronismo retoma hoy el poder en Argentina después de 740 días, los que duró el gobierno de la Alianza que encabezó Fernando de la Rúa, quien asumió la Presidencia el 10 de diciembre de 1999 tras diez años de gestión de Carlos Menem.
Los peronistas aglutinados en el Partido Justicialista atraviesan una época de duras confrontaciones internas, que se agudizaron tras la liberación en noviembre pasado del ex presidente Menem.
Menem permaneció más de cinco meses bajo arresto domiciliario en una causa por contrabando de armas, y, tras conseguir su libertad, señaló que aspiraba a representar al peronismo en las próximas elecciones generales de 2003.
Idénticas pretensiones tienen el senador Duhalde y otros gobernadores justicialistas, como Carlos Ruckauf (Buenos Aires), Carlos Reutemann (Santa Fe) y José Manuel de la Sota (Córdoba).
El peronismo se encontrará con un país sumido en una profunda crisis económica, en el que más de cinco millones de personas, sobre un total de 36 millones, tienen problemas labores.