BUENOS AIRES.- Luego de las fuertes manifestaciones que derivaron en la renuncia del Presidente Fernando de la Rúa, Buenos Aires, y Argentina en general, amanecieron este jueves en un estado de normalidad, pero con la opinión generalizada de que el período de incertidumbre que comenzará a partir de hoy se extenderá por mucho tiempo más.
En las principales calles de la capital bonaerense, como Corrientes, 9 de Julio, Plaza de Mayo y Rivadavia, la gente circulaba en total estado de normalidad en medio de una ciudad que sufrió grandes destrozos en la propiedad privada, principalmente en los sectores cercanos al Palacio de Gobierno.
Bancos, sedes de compañías extranjeras o simples locales comerciales del centro de la ciudad evidenciaban esta mañana la ola de violencia que se desató durante toda la jornada de ayer. La opinión del ciudadano común y corriente, aquél mismo que lucha por mantener su fuente laboral o trata de conseguir una en medio de una economía que sufre los embates de una deuda pública de 132 mil millones de dólares y una corrupción galopante, es que si bien la renuncia del Presidente De la Rúa dará un poco de alivio a la agobiada situación, el período que se inicia ahora estará marcado por la incertidumbre de un país que no sabe hacia dónde ir.
Gustavo Pacci, el chofer que nos trajo desde el aeropuerto de Ezeiza hasta el centro de Buenos Aires, coincide que el problema de Argentina no radica no se solucionará por el sólo hecho de que De la Rúa haya renunciado.
“El problema de Argentina radica en los políticos. Son ellos los que, en sus pugnas cupulares y partidistas se han robado el país. Nosotros, la clase media, somos los que hemos pagado por sus errores. Te aseguro que ahora van a comenzar con las peleas de quién se queda con el país y todo lo que consiguió el pueblo ayer va a quedar en nada”, dice con un tono de desconfianza en la clase política de Argentina. Pero agrega, en un tono de convencimiento de que las segundas partes nunca son buenas, que “Menem no vuelve al poder. Que se pudra”, enfatiza, y cierra la frase con un improperio típico de los de este lado de la cordillera.
Aún así, su diagnóstico no deja de estar, por ahora, tan alejado de la realidad, pues durante toda esta mañana el Congreso ha estado reunido en la sede del poder legislativo para decidir el futuro político y económico del país, y las opiniones respecto de qué hacer son variadas.
El senador Eduardo Duhalde, uno de los líderes del peronismo y acérrimo enemigo de Carlos Menem, dijo esta mañana que la tarea principal es abocarse a estudiar medidas que estabilicen la economía. En ese contexto, señaló que es partidario de terminar con el plan de convertibilidad peso=dólar, pero que antes de hacer tomar cualquier medida se deben asegurar los capitales de los pequeños ahorrantes y de las empresas que cuenten con capital nacional.
En la práctica, en el comercio normal el peso argentino esta mañana estaba perdiendo entre 25% y 30% de su valor respecto del dólar, y alguna gente hacía fila en los bancos para retirar su dinero, luego que el Congreso anulara los decretos que sólo permitían girar 250 pesos (dólares) a la semana o mil pesos de una vez.
De hecho, convencidos de que la moneda nacional irá perdiendo su valor a medida que se dilate un acuerdo político y económico que estabilice la situación, los argentinos prefieren realizar sus transacciones comunes y corrientes en dólares.
Compleja situación política
Mientras eso pasa en calle, en el Congreso Nacional, ubicado en la desembocadura de la Avenida de Mayo, los parlamentarios se encuentran reunidos para intentar alcanzar los acuerdos que devuelvan la calma a este, durante ayer, convulsionado país.
Por lo pronto, los legisladores acordaron aceptar la renuncia del Presidente de La Rúa, mientras éste, al igual que lo hiciera ayer, abandonó en helicóptero esta mañana la Casa Rosada para dirigirse a la Quinta Presidencial de Olivos a recoger sus pertenencias personales. Antes de eso, eso sí, decretó el levantamiento del estado de sitio, medida de excepción que, según advirtió un policía federal apostado en la Plaza de Mayo, restringía la libre circulación ciudadana a partir de las 22 horas.
“Cumplí con el deber de servir a mi país...estaré siempre dispuesto a colaborar en lo que pueda”, dijo un lacónico De la Rúa cuando fue consultado por una decena de reporteros que esperaban alguna reacción del renunciado Primer Mandatario.
A la noticia de que el Presidente interino, Ramón Puerta, sólo gobernará el país durante 48 horas, la clase política deberá llegar a un acuerdo para definir si se elige un Presidente que complete los dos años que le faltaron a De la Rúa, o se llama a elecciones dentro de los próximo 90 días.
Las opiniones previas vertidas en la sede parlamentaria apuntaban a que se daría por terminado el período de De la Rúa, y se llamaría a elecciones anticipadas para el próximo 31 de marzo. Por lo mismo, Puerta decidió sólo gobernar por 48 horas, pues tiene serias aspiraciones de correr como candidato del Peronismo. El problema radica en que si se da por terminado el período constitucional de Fernando de la Rúa, el presidente del Congreso no sólo tendrá que competir con Eduardo Duhalde, sino que también deberá hacerlo probablemente con el ex Mandatario Carlos Menem. Aunque, por el clamor de la calle, “ese no vuelve más”.