BUENOS AIRES.- El Presidente argentino, Adolfo Rodríguez Saá, convocó el sábado de urgencia a su gabinete para analizar cómo afrontar los airados reclamos de ciudadanos, que el sábado quemaron un acceso a la sede del gobierno en protesta contra las restricciones bancarias y funcionarios.
"Creo que estamos en una situación muy especial de la sociedad, entiendo la indignación de la gente, (pero) se acusa en forma general", dijo el sábado el canciller del gobierno, José María Vernet, al ingresar a la reunión de gabinete en la residencia presidencial, en las afueras de Buenos Aires.
Mediante un comunicado, la presidencia informó luego del encuentro que todos los ministros pusieron su renuncia a disposición del Mandatario, con la intención de darle libertad para rearmar su gabinete luego de los incidentes ocurridos durante esta madrugada en Plaza de Mayo y el Congreso, sin que se sepa si el Presidente aceptó alguna dimisión.
"Lamento profundamente los hechos de violencia registrados durante la noche del viernes y la madrugada del sábado. Llamo a los argentinos a mantener la paz social", dijo la nota citando una frase del mandatario provisional.
En la madrugada del sábado personas de todas las edades protestaban pacíficamente en la histórica Plaza de Mayo, frente a la Casa de Gobierno, y también frente al Congreso, hasta que un grupo de más de 100 manifestantes comenzó a quemar la puerta del palacio presidencial, lo que generó la intervención de la Policía Federal con gases lacrimógenos y balas de goma.
Mientras algunas personas intentaban resistir los efectos de los gases lacrimógenos en la plaza, otros comenzaron a alejarse del lugar, dispersando virtualmente la protesta.
Esta es la segunda vez en 10 días que la Plaza de Mayo se convierte en un campo de batalla, luego que la semana pasada murieran siete personas en sus alrededores y varias resultaran heridas en una violenta revuelta popular que forzó la renuncia del presidente radical Fernando de la Rúa.
En tanto, varios jóvenes ingresaron en la madrugada al Congreso, apropiándose de mobiliario para luego prenderle fuego.
Al igual que en la Plaza de Mayo, la Policía Federal reprimió a los manifestantes con balas de goma y gases.
Las refriegas incluyeron combates cuerpo a cuerpo entre policías y manifestantes, ocasionando heridas a 12 uniformados y 33 detenciones, según una portavoz policial.
En medio de un fuerte "cacerolazo" y "bocinazo", la gente pedía también la renuncia de los miembros de la Corte Suprema de Justicia, que el viernes avaló un límite a las extracciones de efectivo de los bancos dispuestas por el gobierno a inicios de diciembre para frenar una violenta fuga de depósitos.
"Queremos que nos devuelvan el dinero que está en los bancos, que la Corte Suprema renuncie en pleno porque no puede ser que siempre sea parcial a favor del Estado y no de los ciudadanos", dijo una mujer a un canal de televisión.
Pero las demandas, según admitió un funcionario del gobierno, no serán fáciles de cumplir.
Al ingresar a la reunión de gabinete, convocada con carácter de urgencia según dijo un portavoz del gobierno, el ministro de Trabajo, Oraldo Britos, explicó que "los bancos han dicho que no cuentan con todos los fondos suficientes" para eliminar esas restricciones.
Britos señaló también que el sábado se podrían anunciar algunas medidas, aunque se negó a brindar detalles.
En las protestas de la madrugada, manifestantes agredieron con piedras e insultos a la policía, recordando la feroz represión de la fuerza en la revuelta popular de la semana pasada.
"Ya estamos hartos de todo. Lo único que hacen es cambiar figuritas, pero nada cambia, son los mismos corruptos de siempre. El país está de duelo", dijo a Reuters María, de 56 años.
En su salida de la Plaza de Mayo, un grupo de personas destruyó a su paso cabinas telefónicas, comercios y bancos, prendiendo fuego y armando barricadas en varias esquinas de una ciudad completamente alterada.
El peronista Rodríguez Saá asumió el domingo la presidencia y, como primera medida, anunció que el país dejará de pagar su deuda pública de 132.000 millones de dólares para usar esos recursos en la creación de puestos de trabajo y la lucha contra la pobreza.
Sin embargo, los anuncios no alcanzaron para calmar la furia de los argentinos que días antes protagonizaron un sangriento estallido social que obligó a De la Rúa a renunciar a la presidencia en la mitad de su mandato.
Mientras algunos manifestantes arrojaban piedras sobre las calles, rompían las vallas que rodean el palacio presidencial e incendiaban partes de la plaza, otros pedían al grito de "ladrones" la renuncia de Carlos Grosso, flamante asesor del jefe de Gabinete, quien dimitió cerca de la medianoche ante la presión popular.
El "cacerolazo" comenzó más temprano en varias concurridas esquinas de Buenos Aires, que se colmaron de gente furiosa que bloqueó las calles y encendió neumáticos de automóviles.
Promete pagar deuda interna
El viernes, el gobierno argentino dijo que intentará que la deuda interna no corra la misma suerte que la externa, cuyos pagos fueron suspendidos.
Luego de que una Asamblea Legislativa lo designó el domingo como mandatario tras la renuncia de De la Rúa, Rodríguez Saá anunció que el país dejaría de honrar su deuda externa para destinar los recursos a combatir el alto desempleo y la pobreza.
Además anunció la creación de una nueva moneda, el ’argentino’, para mitigar una aguda falta de liquidez que, ante la fuga de divisas, disminuyó dramáticamente el circulante de moneda local, que por el rígido sistema de cambio fijo vigente desde 1991 está atada en paridad uno a uno con el dólar y necesita para circular su respaldo en esa divisa.
El sábado tras los incidentes, el influyente senador peronista Eduardo Duhalde dijo que el plan de emitir ’argentinos’ -que iba a convivir junto al dólar y el peso- fracasó aún antes de ser instrumentado "porque nace tan devaluado que es imposible revivirlo".
El jueves, un día después de asumir su cargo de titular del estatal Banco de la Nación, el economista David Expósito dijo que se emitiría en ’argentinos’ el equivalente a 15.000 millones de dólares pero no dejó claro cuál sería el respaldo de esa moneda y el viernes el presidente Rodríguez Saá le pidió la renuncia.
Rodríguez Saá deberá gobernar el país hasta el 5 de abril, cuando asuma otro presidente surgido de las elecciones previstas para el 3 de marzo, a fin de completar hasta el 2003 el mandato que dejó trunco De la Rúa.