NUEVA DELHI.- Extremistas islámicos con sede en Pakistán se ocultan en medio de una creciente presión estadounidense sobre el gobierno de Islamabad, indicaron el domingo las autoridades.
Mientras tanto, India advirtió que no retirará decenas de miles de soldados listos para la guerra de la frontera hasta que se haya controlado a los terroristas.
Hubo calma durante toda la noche en la frontera entre India y Pakistán, donde estos vecinos que cuentan con armas nucleares enviaron soldados, tanques, artillería y misiles balísticos, en medio de fuertes tensiones que aumentaron por un atentado suicida ocurrido el 13 de diciembre contra el parlamento de la India en Nueva Delhi.
El gobierno indio culpó a su contraparte de Islamabad de respaldar a grupos guerrilleros extremistas islámicos en Cachemira.
Más de 20.000 civiles han huido de sus casas cerca de la frontera en Cachemira ante el temor de que estalle algún conflicto, y para poder escapar a los tiroteos desde ambos lados de la frontera.
El apoyo de Pakistán a grupos integristas islámicos y a terroristas en Cachemira, que según el gobierno indio incluye también el financiamiento y el adiestramiento con armas, ha llevado a ambas naciones al borde de una cuarta guerra entre sí.
Sin embargo, el gobierno de Islamabad asegura que sólo les ofrece respaldo ideológico.
En Crawford, Texas, el presidente estadounidense George W. Bush instó al presidente paquistaní, el general Pervez Musharraf, a "adoptar medidas adicionales, fuertes y decisivas para eliminar a los extremistas que buscan dañar a India, socavar a Pakistán, provocar una guerra entre ambas naciones y desestabilizar a la coalición internacional en contra del terrorismo", señaló el portavoz de la Casa Blanca, Scott McClellan.
Bush también conversó con el primer ministro indio, Atal Bihari Vajpayee, y le dijo que Estados Unidos "está decidido a cooperar con la India en el combate al terrorismo", agregó McClellan.
En Nueva Delhi, Vajpayee tuvo una reunión con los dirigentes de 11 partidos políticos, entre ellos los de ocho grupos de oposición y otros tres que ofrecen apoyo legislativo a la coalición gobernante, en un esfuerzo para consolidar el consenso político ante este tenson enfrentamiento con Pakistán.
Sin embargo, ambas naciones aseguran que no existe la posibilidad de una guerra nuclear.