JERUSALEN.- Los bares de Jerusalén se preparaban este lunes para ser invadidos por las celebraciones de Nochevieja, a pesar de los ataques suicidas palestinos que el ejército israelí aseguró haber arruinado en la víspera.
En el sector cercano a la comisaría del centro de la ciudad, blanco preferido de los kamikazes durante los quince meses de Intifada, reina la confianza aunque quede un rastro de inquietud.
Efrat Edrit, propietaria del pub "Heleni", recuerda un auto bomba que explotó en una calle vecina hace unos meses. "Desde entonces, se ha reforzado la seguridad. Todas las calles de la zona están prohibidas a la circulación y hay policías y soldados por todas partes", afirma.
"Al menos, sé que aquí todo irá bien. Y tenemos un guardia en la entrada", añade, preocupada sin embargo por las reacciones de sus clientes habituales.
Durante la mayor parte de la jornada, su bar-restaurante está vacío.
"Por mi parte, será mi primera Nochevieja y espero que todo salga bien", añade.
Pero la amenaza sigue planeando sobre la ciudad. El domingo, el ejército afirmó que tres palestinos, que llevaban encima cinturones con explosivos y trataban de entrar en Israel desde la franja de Gaza, habían intentado cometer un atentado suicida.
"De alguna manera, siempre se tiene presente. Pueden tomar por objetivo una buena fiesta sorpresa como la nuestra y hacer saltar todo por los aires con ellos", dice Joanne Taylor, una turista inglesa de 23 años que trabaja desde hace dos años en Strudel, una discoteca.
El año pasado, no podíamos movernos de aquí. La gente bailaba encima de las mesas, en el bar, en todas partes. Veremos lo que ocurrirá este año pero es evidente que la gente no tiene ganas de venir", asegura.
No obstante, la actitud de los israelíes frente a los riesgos de atentados ha cambiado, porque los movimientos radicales islámicos palestinos Hamas y Jihad islámico anunciaron una tregua de sus ataques contra Israel o porque los israelíes se han endurecido.
"Me da igual. Si quieren hacerse saltar por los aires, que lo hagan. No voy a perder el tiempo pensando en eso. De todos modos, eso no cambia nada", afirma Noa Kirshenbaum, empleada en un canal de televisión por cable.
"Evidentemente, siempre estoy nerviosa cuando se acerca el Año Nuevo, pero los kamikazes del Hamas o del Jihad no me impedirán salir", añade.
Iris Saraf, que dirige el "Shonka", un restaurante-club de moda, se muestra confiada. "La gente vendrá esta noche para tratar de pasar un buen rato y olvidar la situación política que soporta a diario", dice.
"Esperamos 106 invitados para Nochevieja, una cena con champán y, por supuesto, baile a gogó", añade.