SYDNEY, Australia.- Los incendios de estas "Navidades negras" continúan la devastación del sureste australiano, mientras las autoridades del país anunciaron hoy penas drásticas para detener la acción de los pirómanos.
Los pirómanos más jóvenes serán obligados a visitar las unidades de quemados de los hospitales, según anunció el líder del Gobierno de Nueva Gales del Sur, Bob Carr, "les agarraremos por el cuello" para mostrarles el horror causado por sus acciones, añadió.
El plan "está diseñado, sin piedad, para causar un efecto traumático en los jóvenes que han provocado fuego en el bosque, y desencadenar un cambio en su comportamiento", explicó Carr.
Los culpables deberán trabajar en las tareas de restauración y limpieza de las áreas afectadas y conocer personalmente a las víctimas.
Con el arresto de una joven de 16 años, son ya 25 los detenidos por provocar incendios forestales en las cercanías de Sydney, la mayoría adolescentes, aunque la Policía sigue buscando a los autores de los fuegos que iniciaron la tragedia el día de Navidad.
Los damnificados por las llamas recibieron hoy las condolencias de la Reina de Inglaterra, Isabel II, que ostenta el título de jefe de Estado de Australia, quien alabó el trabajo de los voluntarios en una carta dirigida al gobernador de Nueva Gales del Sur.
Son más de 20.000 los voluntarios y profesionales que combaten los incendios y a pesar de que hasta ahora no ha habido víctimas mortales, un bombero de 54 años sufrió hoy quemaduras de tercer grado en manos, pies y piernas.
Los equipos tratan desde hace más de 11 días de controlar las llamas que afectan a los alrededores de Sydney desde los flancos norte, oeste y sur, y que se extienden en un frente de 2.000 kilómetros de longitud.
Los fuegos se acercan cada vez más al centro urbano, y en los últimos días las llamas se han extendido en varias ocasiones hasta el vecino Territorio de la Capital, donde está Camberra.
Sin embargo, los principales incendios tienen lugar a lo largo de toda la costa del estado de Nueva Gales del Sur, en una línea de 1.459 kilómetros.
Los tres principales focos están en la costa sur del estado, en las Montañas Azules, situadas al oeste, y en la zona de Hawkesbury, al norte.
"La situación no ha cambiado mucho", indicó hoy el comisario de los Servicios Rurales de Bomberos, Phil Koperberg, "aún tenemos fuegos fuera de control", en el norte y sur del estado.
En el flanco sur, las llamas rompieron los cortafuegos cerca de las localidades veraniegas de Bendalong, Manyana, Berringer Lake y Fisherman’s Paradise, donde los bomberos desistieron en sus esfuerzos para detener el avance del incendio hacia las residencias e iniciaron el proceso de evacuación.
También los habitantes de la localidad de Bowen Mountain, en la zona de Hawkesbury, comenzaron a ser evacuados, mientras el fuego amenazaba la localidad de Wollongong, unos 65 kilómetros al sur de Sydney, donde los bomberos se dedicaban a proteger cada una de las casas colindantes con el bosque.
Las llamas cruzaron los cortafuegos en Nattai, al suroeste de Sydney y otros dos nuevos incendios se declararon en el parque nacional de Deua.
Las autoridades no esperan que la situación, calificada de "muy grave", mejore a corto plazo, y Koperberg afirmó que "la campaña, como se predijo, será larga", aunque los operativos "mantienen la moral alta".
Todos continúan pendientes de las previsiones meteorológicas y los expertos auguran un empeoramiento para el fin de semana.
La grave combinación de altas temperaturas, viento y baja humedad continuará en las próximas horas, y sin ofrecer un respiro empeorarán el domingo, con temperaturas que podrían alcanzar los 40 grados centígrados.