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Bomberos australianos continúan batalla contra el fuego

Las llamas han quemado más de 550.00 hectáreas de bosques, 170 casas y otras 200 construcciones como cabañas y garajes, además de coches, caravanas e incluso barcos.

06 de Enero de 2002 | 09:35 | EFE
SYDNEY.- La batalla contra los incendios continúa en Australia a pesar de que bomberos, voluntarios y residentes, alabados por las autoridades, empiezan a acusar la fatiga causada por dos semanas de lucha para extinguirlos.

Los fuegos se iniciaron el día de Navidad, parte de ellos provocados por pirómanos, y hasta ahora han quemado más de 550.000 hectáreas de bosques, 170 casas y otras 200 construcciones como cabañas y garajes, además de coches, caravanas e incluso barcos.

Mientras, las autoridades australianas anunciaron hoy que a partir del próximo martes la tarea de los bomberos será apoyada por dos nuevos helicópteros cisterna.

Las aeronaves gemelas de "Elvis", una aerogrúa Erickson que se ha convertido en el gran héroe de las "Navidades Negras", llegarán mañana procedentes de Estados Unidos, según confirmó hoy el comisario del Servicio Rural de Bomberos, Phil Koperberg.

La crisis se prevé que se agudizará el lunes con una nueva subida de las temperaturas y un aumento en la fuerza de los vientos, según las previsiones meteorológicas.

La situación podría incluso empeorar con la llegada de una tormenta eléctrica, que traerá muy poca agua y muchos relámpagos, según vaticinó el experto de la Oficina Meteorológica de Nueva Gales del Sur Brett Gage.

En caso de lluvia, el meteorólogo considera que las precipitaciones no serán suficientes para mitigar el fuego de la zona central del estado, aunque si podrían contribuir significativamente a apagarlos en el área de Grafton, en el noreste del estado.

Además se prevé que aumente la intensidad de los vientos del noroeste, que los termómetros alcancen mañana cerca de los 40 grados y que la humedad sea mínima, condiciones adversas para las labores contra incendios.

Ante un posible agravamiento de los incendios el próximo lunes, los bomberos y voluntarios continúan reforzando los cortafuegos alrededor de los tres frentes, al norte, sur y oeste de Sydney.

Los fuegos en el litoral del sur, dentro de la región de Shoalhaven, han quemado unas 50.000 hectáreas de arbustos y continúan avanzando fuera de control.

En la región de Hawkesbury, en el noroeste, la orden de evacuación continúa vigente y el fuego se ha extendido a varias localidades, acercándose hacia las Montañas Azules, situadas al oeste de Sydney y donde las casas en dos localidades son protegidas, una a una, por los bomberos.

Mientras, las llamas en los alrededores de la ciudad más poblada de Australia continúan presentes cerca de los barrios de Pennant Hills y West Pymble, al norte.

A pesar de la fatiga, los bomberos siguen trabajando sin descanso, un esfuerzo que destacó hoy ante los medios de comunicación Koperberg.

El comisario del Servicio Rural de Bomberos centró la atención en los "extraordinarios esfuerzos de todos los integrantes de los servicios de emergencia y de miles de voluntarios que han renunciado a sus salarios y a su rutina para afrontar el problema".

Más de 20.000 personas se han volcado durante las últimas semanas para salvar el estado de Nueva Gales del Sur, en el sudeste de Australia, del devastador efecto de las llamas.

Además del personal que trabaja directamente en las tareas de control y extinción de los fuegos, otras personas se encargan de mantener a bomberos y voluntarios bien alimentados, de darles cobijo y de transportar el agua necesaria para evitar la deshidratación de los efectivos.

Otros voluntarios cooperan con los miles de residentes evacuados durante los últimos días, muchos de los cuales casi fueron acorralados por las llamas y tuvieron que instalarse en las playas, donde equipos de ayuda llevaron hamacas, comida y bebidas, y unidades sanitarias ofrecieron asistencia.

Las organizaciones preocupadas por los animales han dedicado sus esfuerzos a salvar y cuidar miles de koalas, canguros y otras especias únicas de este país, cuyos hábitats desaparecieron en cuestión de horas bajo las llamas.
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