BERLIN.- La nueva subida del desempleo en Alemania pone en jaque al Gobierno de Gerhard Schroeder, que no excluye emprender ya medidas para reactivar el mercado laboral en un año electoral, que la oposición quiere aprovechar para atacar la pasividad de la coalición socialdemócrata-verde.
Los últimos datos publicados hoy por la Oficina Federal de Empleo revelan que el pasado mes el desempleo aumento en 174.600 personas hasta afectar a un total de 3.963.500, lo que supuso el mayo incremento en un mes de diciembre en los últimos tres años.
El índice de desempleo se situó así en el 9,4 por ciento, un 0,4 por ciento más que en noviembre y tan sólo un 0,6 por ciento menos que en 1998, el año en que Schroeder asumió las riendas del Gobierno.
En vista de que no hay visos este año de una clara recuperación económica -los principales institutos no cuentan con un incremento superior al 0,7 por ciento- el Gobierno socialdemócrata-verde no puede confiar ya en que el mercado laboral se reactive por si mismo.
Por eso, en la Cancillería no se descarta la posibilidad de intervenir en el mercado de trabajo a través de subvenciones estatales a los empleos de baja remuneración, un instrumento que hasta ahora sólo se está aplicando a modo experimental en algunos estados federados.
El presidente de la Oficina Federal de Empleo, Bernhard Jagoda, defendió hoy esta medida como vía para dar una oportunidad de trabajo a aquellas personas que no tienen ya posibilidades de encontrarlo en condiciones de contrato normales.
Sin embargo, Jagoda reconoció que la subvención estatal de empleo no es la panacea para lograr una reducción sensible del desempleo y afirmó que sus repercusiones son limitadas.
Aunque esta medida sólo llevaría a una recuperación pasajera, para Schroeder podría ser una solución grata de cara a las próximas elecciones, sobre todo si se tiene en cuenta que tras su triunfo en los comicios de 1998 afirmó que su gestión de Gobierno debía medirse por su capacidad de reducir el desempleo.
Hasta ahora el Gobierno había rechazado aplicar cualquier tipo de medida de carácter urgente para reactivar la economía y lo sigue haciendo respecto a todo lo que se refiere a un posible adelanto de las próximas reducciones fiscales.
Sin embargo, Schroeder también es consciente de que la oposición sabrá aprovechar la situación convirtiendo la crisis en su principal caballo de batalla electoral.
Desde que comenzó el año la fachada acristalada del edificio de la Unión Cristianodemócrata (CDU) en Berlín se ha convertido en un gigantesco espacio electoral, en el que se hace un recuento, a modo de palotes, de cada uno de los casi cuatro millones de desempleados.
La CDU recordó hoy que ya desde hace dos años viene exigiendo la subvención estatal de empleos, pero añadió que la propuesta del Gobierno llega demasiado tarde.
El portavoz del grupo parlamentario, Friedrich Merz, atribuyó "la situación desastrosa en el mercado laboral" a la alianza entre "socialdemócratas, neo-comunistas, verdes y sindicatos".
Las críticas a la CDU fueron respaldas por la Confederación de la Industria, cuyo presidente, Michael Rogowski, afirmó que el fracaso de la política económica del Gobierno alemán y la falta de reformas estructurales no sólo han hecho disparar el número de desempleados sino que paralizan el crecimiento económico en toda la Unión Europea.
Duro ha sido también el análisis de algunos institutos económicos, como el HWWA, que ayer aprovechó la presentación de su pronóstico para este año para atacar duramente al Gobierno, del que afirmó sentirse sumamente defraudado.
"Alemania no tiene un problema coyuntural pasajero sino una debilidad estructural permanente", dijo en esa ocasión el presidente del "HWWA", Thomas Straubhaar, quien lamentó que desde la década de los setenta este país se haya centrado únicamente en su mercado exportador, lo que lo hace extremadamente dependiente de la salud económica mundial.
