BUENOS AIRES.- Argentina profundizó este jueves unas restricciones financieras que buscan evitar un colapso bancario, lo que supone un duro golpe para los ahorristas que hace tres semanas salieron a manifestarse para exigir la devolución de sus depósitos y derribaron, con las protestas, a dos presidentes.
La medida se da al mismo tiempo que aumentan las presiones de gobiernos y empresas de otros países sobre el Presidente argentino, Eduardo Duhalde -que lleva apenas una semana en el poder-, para que dé marcha atrás con un duro plan económico que incluye, entre otras medidas agresivas, una devaluación del peso de casi un 30 por ciento.
El jueves, el Ministerio de Economía difundió un decreto presidencial que establece que la mayoría de los depósitos bancarios en dólares, que representan casi un 70 por ciento del total, serán devueltos en cuotas sólo a partir del 2003.
Para los depósitos en pesos, el calendario de devoluciones comienza en marzo próximo. La iniciativa significa un endurecimiento de las restricciones financieras que impuso en diciembre el ex presidente Fernando de la Rúa y que impide a los ahorristas retirar de las entidades más de 1.500 pesos mensuales.
Para los bancos, la medida es una victoria y les da un respiro después haber perdido el año pasado un 25 por ciento de sus depósitos por la feroz crisis económica en el país.
"Es una cruda realidad, pero hay que hablarle a la gente con la verdad", dijo a una radio el viceministro de Economía, Jorge Todesca, antes de que se difundiera el decreto con el congelamiento de los depósitos bancarios.
La medida también impulsa una "pesificación" del sistema financiero, al darles la oportunidad a los ahorristas de evitar el congelamiento si aceptan pasar a moneda local todos sus depósitos en dólares.
De los 67.257 millones de dólares y pesos depositados en los bancos, más de 46.600 millones están denominados en la divisa estadounidense.
A fines de diciembre, miles de ahorristas furiosos se sumaron a una ola de protestas lideradas por desempleados que forzaron a renunciar al entonces Presidente Fernando De la Rúa.
Apenas una semana después, su reemplazante interino, el peronista Adolfo Rogríguez Saá, cayó, víctima de una manifestación popular que exigió la devolución de los depósitos.
El gobierno mantenía el jueves silencio con respecto a las medidas, cuyos detalles tendrían que haber sido anunciados hace varios días. El anuncio se retrasó por las duras negociaciones con los principales bancos, según coincidieron una fuente del banco central y otra del gobierno, mientras España -el principal país inversor europeo en Argentina- también aumentaba la presión sobre Duhalde.
"Tiene que cambiar las condiciones de sus relaciones con los inversores, tanto nacionales como extranjeros", aseguró el ministro de Economía de España, Rodrigo Rato, desde Madrid.
El Presidente argentino anunció la semana pasada un paquete de medidas para resucitar a la economía, estancada desde 1998, cuyo eje es una devaluación controlada del peso frente al dólar de casi 28,5 por ciento.
La medida intenta aumentar la competitividad y supone el primer paso hacia la libre flotación de la moneda. Las empresas internacionales temen perder miles de millones de dólares en Argentina y exigen al nuevo gobierno peronista que respete las reglas del juego vigentes al momento de realizar sus inversiones, cuando regía el sistema de convertibilidad por el que el valor del peso estaba fijado a la par con el del dólar.
En los últimos días, Duhalde recibió una lluvia de peticiones tanto de las empresas europeas que piden protección como de altos funcionarios de la Unión Europea para que el plan sea "sensato" y tenga el visto bueno de la comunidad internacional con inversiones en el país.
Desde Buenos Aires, el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, afirmó que el gobierno "acepta que existan 'lobbies' y empresas que defiendan sus intereses, pero no aceptamos presiones de ninguna naturaleza".
"Queremos defender el trabajo argentino y el gobierno hace una defensa irrestricta del interés nacional", enfatizó. Los cambios monetarios debutarían el viernes, cuando podría terminar un feriado cambiario que comenzó el 21 de diciembre.
Tipo de cambio
El plan económico, que fija al peso en 1,4 unidades por dólar, significa que las empresas internacionales con fuertes inversiones en Argentina, principalmente de servicios públicos y financieros, verán reducido el valor de sus activos así como su facturación en concepto de tarifas, que deberán dejar de denominarse en dólares para pasarse a pesos.
En algunos casos, como el de la petrolera española Repsol-YPF, podría enfrentarse a un impuesto a la exportación de hidrocarburos del 20 por ciento.
En otros, como el de los dos mayores bancos españoles, Santander Central Hispano y Bilbao Vizcaya Argentaria, ambos con una fuerte exposición en Argentina, temen resultar perjudicados con medidas como, por ejemplo, el traspaso obligatorio a pesos de gran parte de los créditos de menos de 100.000 dólares.
El gobierno decretó el jueves la pesificación de los créditos en moneda local inferiores a esa suma, en tanto que ordenó la renegociación de las deudas superiores para que se produzca una rebaja en la tasa de interés y una extensión en los plazos de pago.