BUENOS AIRES.- El presidente interino de Argentina, Eduardo Duhalde, dijo el jueves que los sectores que se consideran perjudicados por su política económica lanzarán una ola de rumores para desestabilizarlo.
"Se van a escuchar en estos días comentarios que van a surgir de esos sectores, que van a empezar a desestabilizar, y que van a decir que Duhalde se quiere ir", dijo el mandatario en un discurso ante representantes de organizaciones no gubernamentales.
Pero añadió: "quiero decirles que estoy muy seguro de lo que hago".
Duhalde fue designado por una Asamblea Legislativa para que gobierne el país hasta el 2003, luego de masivas protestas que obligaron a renunciar a la presidencia a Fernando De la Rúa el 20 de diciembre y a su sucesor Adolfo Rodríguez Saá pocos días después.
Una de las primeras acciones de Duhalde fue devaluar la moneda, a la par que declaró una moratoria sobre la deuda pública y profundizó una serie de restricciones bancarias que mantiene los depósitos de los argentinos retenidos en los bancos para evitar una fuga de capitales.
Duhalde no identificó a los supuestos interesados en desestabilizarlo, pero dijo que son grupos que "no están conformes con este viraje y esta construcción de una nueva alianza con los que trabajan y producen".
El gobierno reconoció que existen algunas presiones por parte de las transnacionales que compraron las empresas de servicios públicos en las privatizaciones efectuadas en la década de 1990.
Al decretar la devaluación, rompiendo con una década en la que el peso y el dólar estuvieron a la par, Duhalde fijó además en moneda local las tarifas que estaban nominadas en la divisa estadounidense y prohibió ajustes en los precios en un afán por evitar una escalada inflacionaria.
Estas medidas costaría millones de dólares a las empresas de servicios públicos, la mayoría cotroladas por grupos europeos.
"Existen lobbies (presiones) que responden a las demandas legítimas de sectores empresariales", dijo a periodistas el jefe de gabinete Jorge Capitanich, quien aseguró que "no aceptamos presiones de ninguna naturaleza".
Otro de los sectores perjudicados fue el bancario, ya que el gobierno decretó una pesificación de gran parte de los préstamos otorgados en dólares.