LOS POZOS, Colombia.- El enviado especial de las Naciones Unidas y los líderes de la principal guerrilla izquierdista de Colombia (FARC) -quienes están luchando contra el reloj pero con la esperanza de encontrar una salida al conflicto- se reúnen nuevamente este sábado en un último intento por salvar la negociación de paz estancada desde el miércoles pasado.
La segunda ronda de las conversaciones que empezaron el viernes entre James LeMoyne y los negociadores de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), se cumple en la zona de 42.000 kilómetros cuadrados, bajo el control rebelde, a horas de que venza un ultimátum del gobierno a la guerrilla.
Pese al riesgo de que no se produzca un acuerdo que evite la ruptura definitiva del proceso y una agudización de la guerra interna de 38 años en esta nación de más de 40 millones de habitantes, la guerrilla declaró tener "la seguridad de encontrar fórmulas que permitan salvar el difícil momento".
La negociación entró en su peor crisis desde que empezó hace tres años, luego de que el Presidente Andrés Pastrana la dio por terminada ante la insistencia de las FARC de levantar los controles militares de vigilancia al enclave de sabanas y selvas y la negativa del gobernante a hacerlo.
Pastrana -de 47 años- y quien el próximo 7 de agosto culmina su periodo de gobierno, dio como plazo máximo las 21.30 hora local de este sábado (02.30 GMT del domingo) para que las FARC, con la intervención de la ONU, lleguen a un acuerdo que permita destrabar la negociación.
De no lograrse salvar el proceso, el grupo rebelde activo más antiguo y numeroso del hemisferio con unos 17.000 combatientes, tendrá 48 horas para replegarse, antes de que entren las fuerzas armadas del Estado a la región que tiene una extensión equivalente a dos veces el tamaño de El Salvador.
Optimismo del enviado especial de la ONU
"Yo espero que logremos avanzar, sigo esperanzado que es posible solucionar esta crisis, que es posible seguir buscando la solución negociada al conflicto colombiano que este país necesita y que este pueblo merece", dijo LeMoyne el viernes en la noche al anunciar la continuidad de la reunión por un día.
Las FARC, que de acuerdo con denuncias del ejército usan el enclave desmilitarizado para esconder secuestrados, preparar ataques y traficar con armas y drogas, advirtieron de que en la eventualidad de una ruptura definitiva, no saldrán de la zona, sino únicamente de cinco pueblos.
Aunque las fuerzas militares han tenido presencia en los cinco pueblos ubicados en medio de la extensa región, la guerrilla históricamente ha ejercido control de las zonas rurales y selváticas.
La guerra interna colombiana, la más extensa del continente, cobró la vida de 40.000 personas -la mayoría civiles-, sólo en la última década.
La mayoría de los colombianos, según recientes sondeos, desconfía del proceso de paz debido a que pese a la negociación las FARC han continuado con sus ataques y secuestros de civiles, por lo que se muestra partidaria de una solución militar.
En la eventualidad de que se reactive la negociación, el gobierno y la guerrilla deberán, de acuerdo con analistas, recuperar la confianza perdida entre ambas partes y demostrar con hechos que la paz es posible.