NUEVA DELHI.- La India y Pakistán avanzan con tímidos pasos para normalizar sus relaciones tras la escalada de tensiones que desató el despliegue masivo de soldados a ambos lados de sus fronteras.
El ministro de Defensa indio, George Fernandes, aseguró hoy que no retirará a sus soldados a menos que Pakistán ponga fin a la filtración ilegal de guerrilleros islámicos desde la región himalaya de Cachemira bajo su poder a la zona cachemirí controlada por la India.
La retirada de tropas ''únicamente'' tendrá lugar cuando el ''terrorismo desde el otro lado de la frontera sea eficazmente erradicado'', afirmó Fernandes.
El ministro de Defensa aludía con estas palabras a los rebeldes islámicos con base en Pakistán a quien Nueva Delhi acusa de la violencia separatista que sacude la Cachemira india y que ha causado más de 34.000 muertos desde 1989.
En Pakistán, el portavoz militar, comandante general Rashid Qureshi, reaccionó a las observaciones de Fernandes expresando su esperanza en que la India retire sus soldados a las posiciones anteriores al inicio de esta crisis.
Qureshi aseguró que su gobierno se veía forzado a ''mantener lo que necesita para su defensa cerca de la frontera'' en alusión al envío de tropas adicionales con el que contestaron al despliegue de tropas indias.
Pero en medio de estas declaraciones se advierten gestos conciliadores por parte de ambos países, encaminados a reducir la última escalada de tensiones que generó el ataque de guerrilleros islámicos contra el parlamento federal indio el 13 de diciembre.
En un discurso a la nación el pasado sábado, el presidente paquistaní, Pervez Musharraf, anunció la ilegalización de los grupos guerrilleros musulmanes con base en Pakistán ''Laskhar-e-Toiba'' y ''Jaish-e-Mohammad'', acusados por la India del ataque que causó más de una docena de muertos.
Musharraf declaró también que no permitirá que el territorio paquistaní fuera utilizado para llevar a cabo actos de terrorismo en ningún lugar, medida que de cumplirse reduciría drásticamente la sangrienta ola de violencia en la Cachemira india, según Nueva Delhi.
El gobierno indio respondió el domingo a la medida con escepticismo y al término de un encuentro del Comité del Gabinete para la Seguridad, el ministro de Asuntos Exteriores, Jaswant Singh, subrayaba que su gobierno quería hechos y no palabras.
Dejó entrever, no obstante, rasgos optimistas al reconocer implícitamente que la alocución de Musharraf podría cambiar la situación actual y el estado de las relaciones bilaterales si las palabras se traducían en hechos.
Un portavoz del ministerio de Exteriores paquistaní Kamran Niaz admitió además que no consideraban ''negativa la respuesta'' india a la alocución de Musharraf aunque agregó que la ''hubiéramos preferido más cálida''.
Mientras, los más importantes periódicos de la India elogiaron hoy el discurso del presidente paquistaní.
Para el prestigioso diario ''The Hindu'', el discurso de Musharraf podría representar el comienzo de un ''cambio prometedor en las relaciones bilaterales plagadas de crisis''.
El diario invitaba al ejecutivo indio a aprovechar la ocasión para abordar de nuevo sus relaciones diplomáticas con Islamabad.
El intercambio de fuego entre los soldados de ambos países desplegados a lo largo de la Línea de Control que divide Cachemira entre la India y Pakistán, y que hace las funciones de frontera, continua aunque en menor escala.
La pasada noche un soldado indio resultó muerto alcanzado por disparos enemigos, según fuentes oficiales de Nueva Delhi.
El intercambio de fuego en esta zona se reanudó hace varios meses tras un largo paréntesis de relativa calma en la región de Cachemira, origen de dos de las tres guerras que la India y Pakistán libraron desde su independencia del imperio británico en 1947.
Mientras tanto, la policía paquistaní continuó el arresto de extremistas islámicos que comenzó horas antes del discurso de Musharraf en el que el presidente también anunció la ilegalización de varios grupos radicales musulmanes.
Fuentes oficiales elevaron a más de un millar el número de radicales arrestados desde el sábado y de acuerdo con la prensa local más de 300 sedes de las organizaciones declaradas ilegales fueron cerradas hasta ahora