KABUL/WASHINGTON.- Aviones estadounidenses atacaron este lunes instalaciones subterráneas en el este de Afganistán como parte de una implacable campaña para destruir las fuerzas de Al Qaeda y del Talibán, y capturar a sus líderes fugitivos.
Mientras eso sucedía, otros 30 prisioneros miembros de la red terrorista y del movimiento Talibán fueron trasladados a una cárcel en la base naval estadounidense de Guantánamo, en Cuba, a la vez que el nuevo gobierno afgano se concentraba en el tema clave de la ayuda para la reconstrucción y seguridad de un país devastado por la guerra.
Aviones estadounidenses bombardearon las cuevas en el este de Afganistán en una intensa campaña para acabar con lo que el ejército norteamericano identificó como una base de combatientes del Talibán y Al Qaeda que intentan escapar hacia Pakistán.
"La idea es destruir completamente esa infraestructura", dijo el teniente coronel de la fuerza aérea, Martin Compton, portavoz de la base de comando ubicada en la ciudad de Tampa, estado norteamericano de Florida, desde donde se coordina la guerra en Afganistán. "Es una instalación grande".
Francesc Vendrell, enviado de la ONU para Afganistán, dijo que es muy difícil que el país pueda desarmarse en el corto plazo, al tiempo que viajeros han comenzado a reportar un creciente número de asaltos a manos de grupos de bandidos en los caminos vecinales.
Tras un bombardeo continuo la noche el domingo, los aviones estadounidenses volvieron este lunes a la ación en el área de Zhawar, 30 kilómetros al suroeste de la localidad de Khost, dijo la agencia privada de noticias Prensa Afgana Islámica (AIP), con sede en Pakistán.
"Durante las últimas 48 horas no se ha dejado de bombardear", dijo AIP.
Fuerzas terrestres estadounidenses que buscan al militante islámico de origen saudita, Osama bin Laden, primer sospechoso de los ataques del 11 de septiembre, y a líder Talibán, mullah Mohammad Omar, fueron observadas en la zona desde hace varios días, pero AIP dijo que los soldados han sido cautelosos y evitan penetrar en las cuevas.
Un portavoz militar estadounidense dijo que las instalaciones subterráneas habían sido utilizadas como punto de tránsito de combatientes de Al Qaeda y del Talibán, cuando aparentemente intentaban escapar hacia Pakistán durante los bombardeos estadounidenses de octubre.
AIP dijo que unos 300 soldados estadounidenses, apoyados por helicópteros, llegaron a la localidad de Ghazni, 130 kilómetros al suroeste de Kabul, y a una distancia similar hacia el oeste, del área de Zhawar.
IRNA, la agencia oficial iraní, dijo el lunes que el Presidente de ese país, Mohammad Jatami, prometió cooperar con el nuevo gobierno afgano. El Mandatario norteamericano, George W. Bush, advirtió a Irán que no debe dar asilo a los miembros de Al Qaeda. Irán ha reiterado que su frontera con Afganistán está totalmente sellada.
Ayuda militar necesaria
En Kandahar, la segunda ciudad de Afganistán y hasta hace poco bastión del Talibán, las fuerzas de seguridad afganas dieron un plazo para la entrega de miles de armas ilegales.
Un funcionario de alto rango del Ministerio de Defensa afgano en Kabul, dijo que el gobierno mantendrá 1.500 soldados en la capital para el caso de una emergencia de seguridad tras el desarme de miles de hombres, bajo un acuerdo internacional de pacificación.
Más de 1.000 soldados de Gran Bretaña, Francia, Alemania, Holanda y Austria, de un total previsto de 4.500 tropas, llegaron a Kabul para ayudar al gobierno interino a reforzar la seguridad en la capital y en otras ciudades afganas.
El ejército estadounidense dijo que un segundo grupo de 30 prisioneros del Talibán y de Al Qaeda estaba siendo trasladado a Guantánamo, en Cuba, aumentando así a 50 el número de reos miembros de esas organizaciones en la isla caribeña.
Funcionarios de Estados Unidos en Filipinas dijeron que Washington busca ampliar su guerra contra el terrorismo y que fuerzas especiales norteamericanas desempeñarán un papel no combativo en Filipinas, en apoyo a las operaciones militares del ejército de ese país que lucha contra las guerrillas musulmanas.
El despliegue en Filipinas será la primera expansión de la guerra de Washington contra el terrorismo fuera de Afganistán.