Quito.- Las centrales obreras de Ecuador amenazaron hoy con convocar una huelga nacional y reducir la producción en general, como medida de presión para que los empresarios aumenten los salarios.
La decisión de los sindicatos obedece a la negativa de las cámaras de empresarios de acceder a una petición del Ejecutivo, que les instó a pagar más a los obreros como un acto de justicia.
El Gobierno incrementó desde enero un 12 por ciento el salario básico mensual, lo que supone apenas unos 20 dólares de la remuneración media, pero solicitó a los empresarios que suban el aumento por su propia cuenta.
Los dirigentes de los trabajadores y de los empresarios se reunieron hoy para intentar definir un incremento salarial, pero los industriales se negaron a esa posibilidad.
Un alto dirigente del Frente Unitario de Trabajadores (FUT), Jaime Arciniegas, señaló que el próximo día 19 se reunirán en Quito los representantes de todas las organizaciones sociales del país para definir una fecha para la huelga nacional que podría desarrollarse a finales de enero.
Arciniegas se mostró indignado por la actitud de los empresarios y el Gobierno, que se ufanan por las excelentes cifras macroeconómicas del país, pero que se resisten a mejorar la distribución de la riqueza.
Según el Gobierno, la economía nacional creció en un 5,4 por ciento en el 2001, y la inflación se redujo en unos 70 puntos, del 91 por ciento en el 2000 a 22,4 por ciento el año pasado.
Los sindicatos aseguran que esas cifras, anunciadas como un éxito del Gobierno, no reflejan la pobreza y la marginalidad en la que vive más del 60 por ciento de la población.
Los empresarios están en condiciones, incluso, de "duplicar los salarios de los trabajadores", pero se resisten a hacerlo para aumentar sus ganancias, señaló Arciniegas.
Es por ello que las centrales obreras "tomaremos las acciones pertinentes para golpearles donde más les duele, esto es en los bolsillos de los empresarios", afirmó el dirigente.
Indicó que ordenará a los trabajadores organizados a que produzcan sólo lo que les pagan.
Arciniegas también atacó las políticas económicas impopulares aplicadas por el Gobierno, e insistió en que no sólo los sindicatos protestarán por la carestía de la vida, sino que se sumarán muchas otras organizaciones sociales.
La amenaza de los sindicatos coincide con la convocatoria de protesta de organizaciones estudiantiles, campesinas e indígenas que no descartan llegar a un levantamiento popular contra el Gobierno y sus últimos ajustes económicos.
El Gobierno ha dicho que no permitirá que se genere el caos en el país, aunque también se ha declarado dispuesto a dialogar con todos los sectores de la oposición para encontrar soluciones a las demandas sociales.
Por otra parte, el Ministerio de Educación puso fin a la suspensión de actividades en los colegios de la capital, aunque mantuvo una paralización forzosa en nueve planteles que participaron en las violentas protestas callejeras de la semana pasada.
El ministro de Educación, Juan Cordero, llamó a los rectores de esos nueve colegios para dialogar sobre medidas que impidan que los estudiantes protesten.
Según las leyes respectivas, los jóvenes que participen en las movilizaciones podrían ser sancionados, asunto que a los estudiantes les ha molestado, pues aseguran que el Gobierno coarta el derecho a la libre expresión y a la protesta.
La Federación de Estudiantes Secundarios de Ecuador (FESE) ha ratificado su convocatoria a las movilizaciones diarias que han protagonizado desde comienzos de mes contra el aumento del precio de las gasolinas en diez centavos.
La FESE, además, ha presentado denuncias contra la Policía y el Ejecutivo por la muerte de un estudiante, por disparo de arma de fuego, la semana pasada en Cuenca.