WASHINGTON.- El gobierno estadounidense enviará el sábado 224.000 dólares en ayuda a las víctimas del volcán Nyiragongo, que hizo erupción el viernes en la República Democrática del Congo, dijo un organismo norteamericano.
Un río de lava brotó el viernes del volcán, matando a decenas de personas, arrasando edificios enteros y forzando a cientos de miles a huir del pueblo de Goma, un día después de entrar en erupción.
Representantes de las Naciones Unidas calcularon los muertos en 45 en las primeras 24 horas, cuando la lava rodaba por las laderas del volcán Nyiragongo y atravesaba la ciudad hasta el lago de Kivu, en la frontera entre Ruanda y el Congo.
La Agencia Internacional de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID, por sus siglas en inglés) enviará 20.000 frazadas, 20.000 jarras, 10.000 bolsas de agua y 5.000 máscaras para cubrirse del polvo, lo que suma un total de 224.000 dólares en ayuda.
También costará otros 250.000 dólares trasladar esos artículos de Estados Unidos a Kigali, Ruanda, dijo USAID en un comunicado la noche del viernes. El cargamento está programado para enviarse el sábado.
En Kigali, la ayuda será entregada a organizaciones humanitarias que operan en Goma, República Democrática del Congo, y en la localidad de Gisenyi, en Ruanda.
Estados Unidos también está suministrando 25.000 dólares a su embajada en Kishasa para brindar asistencia por medio de organismos de ayuda que operan en el área de Goma.
El viernes, marchando penosamente a través de un paisaje chamuscado cubierto de humo y niebla, refugiados cargados de frazadas, gallinas vivas y latas de agua, formaban un oleaje de miseria humana dirigiéndose a Ruanda, al este, mientras otros huían en embarcaciones a Bukavu, en el extremo sur del lago.
Leyendas del área hablan de un espíritu airado atrapado en el volcán y ventilando su ira en el este del Congo.
Al caer la noche, las llamas iluminaban el cielo y nuevos temblores sacudieron el puerto sobre el lago, un asentamiento de más de 500.000 personas ahora virtualmente reducido a un pueblo fantasma, y las colinas cercanas.
El intenso calor abrió huecos enormes en el suelo y rocas derretidas redujeron las carreteras y edificios a cenizas.
“El olor a sulfuro está por todas partes, hay temblores cada 10 minutos”, dijo Desire Bukasa, un controlador de radio de la ONU.
“En el pueblo se están abriendo fisuras que lanzan columnas de humo. La gente está asustada”, agregó.
Los residentes dijeron que Gisenyi, al otro lado de la frontera, también corrían peligro con el magma a sólo cuatro kilómetros de distancia, mientras nuevas columnas de humo se elevaban de la cima del volcán, de 3.469 metros.
