MANILA.- Las tropas de Estados Unidos han empezado a tomar posiciones en Filipinas con la misión oficial de asesorar y entrenar al Ejército local en la lucha contra el grupo musulmán Abu Sayyaf, mientras crece el debate interno sobre la legalidad de esa presencia militar.
Fuentes militares indicaron hoy a EFE que 50 soldados de EE.UU. ya se encuentran en la ciudad de Zamboanga, al sur de Mindanao, y otros 40 en la norteña isla de Luzón, repartidos en la provincia de Nueva Ecija y en las antiguas bases estadounidenses de Subic (Zambales) y Clark (Pampanga).
Equipamiento y dos docenas de soldados llegaron ayer a Zamboanga en tres Hércules procedentes de Okinawa (Japón), "parte del personal de logística", según el coronel Roland Detabali.
Pero estas cifras no coinciden con las que difunde la prensa local y hasta los propios ministros de Defensa de ambos países discrepan en sus números.
El diario "Inquirer", el de mayor tirada en Filipinas, informa en su edición de hoy de que unos 400 soldados estadounidenses han llegado en las dos últimas semanas a Clark.
Por su parte, el ministro filipino de Defensa, Angelo Reyes, indicó el pasado día 14 en una rueda de prensa que se estaban desarrollando dos operaciones en Filipinas: una maniobras conjuntas (conocidas como "Balikatan 2002") y la misión denominada "Pistón Equilibrado", de la que rehusó dar detalles.
Reyes indicó que un total de 660 militares norteamericanos, de ellos 160 de las Fuerzas Especiales de Operaciones, estarían en las próximas semanas desplegados en el país asiático.
No obstante, el secretario de Defensa de EE.UU., Donald Rumsfeld, señaló en distintas declaraciones a los periodistas de su país que el número de efectivos sería de unos 600 y que ya había 240 en Filipinas.
Estas imprecisiones y otras dudas, como la posible inconstitucionalidad de la presencia estadounidense en el país, han llevado al Senado y al Congreso a pedir una investigación, lo que ha provocado un gran debate en los medios.
"Se trata de una explicación crucial por todas las implicaciones que conlleva la presencia militar estadounidense en nuestro país", según el presidente de la Cámara Alta, Franklin Drilon, quien denunció que toda la información que tienen hasta ahora sobre este asunto "proviene de la prensa".
La Constitución filipina prohíbe en el país bases militares extranjeras y que soldados foráneos entren en combate, mientras que el tratado bilateral aprobado por el Legislativo en 1999 desautoriza la presencia permanente de tropas estadounidenses y el uso de armas de fuego.
Sobre sus conversaciones en la Casa Blanca, el pasado noviembre, la presidenta de Filipinas, Gloria Macapagal Arroyo, declaró hoy que "desde el comienzo dejé claro que se trataba de entrenamientos y que los soldados norteamericanos no entrarían en combate".
Según la mandataria, que viajará la semana próxima a Canadá y Nueva York, Abu Sayyaf será el objetivo de la segunda fase de la campaña contra el terrorismo mundial tras Afganistán.
El ministro Reyes, quien dará explicaciones al Senado, señaló hoy que "Balikatan es un esfuerzo, dentro del marco de la Constitución, para mejorar la capacidad de nuestros soldados en la lucha contra el terrorismo, que se ha convertido en una amenaza creciente".
Recordó que Abu Sayyaf tiene secuestrados, desde el pasado mayo, a dos estadounidenses (el matrimonio formado por Martin y Gracia Burnham) y que está vinculado con la organización Al Qaeda (La base), dirigida por el millonario disidente saudí Osama Bin Laden.
Abu Sayyaf "no es un problema interno" de Filipinas, subrayó Reyes, en una política que se distancia de la mantenida por los gobiernos anteriores de Joseph Estrada (1998-2001) y Fidel V. Ramos (1992-98).
Los ejercicios militares conjuntos "Balikatan 2002" estarán a pleno rendimiento a mediados de febrero, según ha reconocido tanto el Gobierno como el Ejército.
