BASE NAVAL DE GUANTANAMO, Cuba.- Los detenidos en Afganistán han iniciado una rutina diaria de plegarias jalonadas por las comidas e interrumpidas ocasionalmente por duchas y el desespero que les atenaza en esta prisión tropical.
Uno de los detenidos se puso a sollozar esta semana, dijo la carcelera Courtney Sletter. Un traductor le contó que preguntaba cuándo podrá ver nuevamente a su padre.
El brigadier general de la infantería de marina Mike Lehnert, encargado de la prisión en esta base naval del extremo oriental de Cuba, dijo que sólo unos pocos de los 158 reclusos se comportaron indebidamente.
Informaciones de prensa dijeron que uno de los detenidos en el centro "Camp X-ray" intentó arengar al resto de los prisioneros durante una de las plegarias al gritar en árabe "sean fuertes. Alá nos salvará". Otro recluso le mordió en un antebrazo a un centinela que intentaba controlarlo, y otro recién llegado amenazó con matar a sus captores norteamericanos.
Un tercio de los presos han recibido balazos en una pierna o un brazo, dijeron funcionarios. A algunos fue preciso amputarle una pierna. Otros dos fueron hospitalizados el miércoles, al parecer con infecciones en heridas recibidas en el campo de batalla.
La jornada comienza en "Camp X-ray" a las 5:20 de la mañana, cuando la temperatura es más baja, menos de 21 grados centígrados. Los presos duermen en esterillas de goma colocadas en el suelo de cemento en unas celdas construidas de malla metálica y coronadas con un tejadillo metálico.
A los pocos minutos, un traductor entona por los altavoces la llamada a la oración que tradicionalmente grita el almuédano desde un minarete.
"Intentamos hacer la llamada a la oración lo más parecida a la que escucharían en sus países", dijo el martes el teniente coronel Angel Lugo.
Aunque no hay mucha luz, los prisioneros son plenamente visibles para los centinelas gracias a los poderosos reflectores que iluminan al oscurecer sus celdas. Los centinelas montan guardia desde unas torres de observación levantadas tras tres vallas metálicas coronadas por alambre de espino.
"La realidad es que son prisioneros, pero intentamos darles lo que necesitan", agregó Lugo.
Un clérigo musulmán, uno de los 12 del ejército norteamericano, llegó el miércoles a Guantánamo. Las autoridades consideran la posibilidad de permitir que los detenidos puedan dejar crecer nuevamente su cabello y barbas de los musulmanes devotos y que les fueron afeitadas por razones sanitarias en cuanto fueron detenidos.
Los detenidos consumen tres comidas diarias en sus celdas. El desayuno del martes estuvo compuesto por leche, un panecillo con queso crema y mantequilla, un huevo duro, fruta y agua.
En el campamento están presos 158 reclusos de 10 países, incluyendo Gran Bretaña, Suecia, Arabia Saudí, Yemen y Australia.