ASIS.- El Papa Juan Pablo II y dirigentes de diferentes religiones llegaron el jueves en tren a la ciudad italiana de Asís, donde orarán por la paz y el fin del terrorismo, y prometerán no apoyar nunca más un conflicto en el nombre de Dios.
El Pontífice, de 81 años, que quería utilizar un "tren de la paz" para que todos los participantes del encuentro se sintieran iguales, fue recibido por el primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, cuando el tren de siete vagones hizo su entrada en las afueras de Asís.
Una caravana de vehículos comenzó a llevar poco después a los participantes hasta el poblado donde nació y vivió en el siglo XIII San Francisco, el santo más asociado con la paz.
Su sepulcro se encuentra en una cripta de la famosa basílica de la ciudad, que fue dañada por un terremoto en 1997.
El Papa fue trasladado al complejo de la basílica en un "papamóvil" blindado.
En el trayecto desde Roma hacia el norte, miles de personas se alinearon junto a la vía del tren para saludar al Papa y a los otros 200 religiosos, que respondieron desde las ventanillas. Un helicóptero de la policía custodió el tren sobrevolando muy de cerca.
En Asís, los religiosos -cristianos, musulmanes y judíos entre otros- se unirán al Pontífice para prometer que cada fe debe traer a la tierra la paz, el perdón, la vida y el amor.
Es el tercer día de paz de este tipo organizado por el Papa en sus 23 años de pontificado y tiene como objetivo propagar el mensaje de que los conflictos, la violencia y los asesinatos no deben nunca cometerse en el nombre de Dios.
El Papa confía en que la reunión en el lugar de nacimiento de San Francisco ayudará a promover las relaciones con los musulmanes después de los ataques suicidas en Estados Unidos y la guerra posterior en Afganistán.
Juan Pablo convocó a la reunión en noviembre, atormentado por los atentados del 11 de septiembre en Estados Unidos y los hechos posteriores.
No en el nombre de Dios
"La solución de los conflictos corresponde individualmente a las partes, pero un día como hoy debe ofrecer una nueva energía a la paz y ayudar a las personas a resolver sus disputas", dijo el obispo Vincenzo Paglia, uno de los fundadores del grupo pacifista San Egidio.
"Las religiones no crean los conflictos, son las gentes", agregó.
El islamismo estará representado por 31 musulmanes de 19 países, entre ellos el Gran Mufti de Bosnia y Herzegovina. Entre los judíos asistentes estará el rabino David Rosen de Jerusalén, presidente del Consejo Internacional de Cristianos y Judíos.
Después de una sesión matutina de apelaciones de paz bajo una inmensa carpa levantada frente a la imponente basílica de Asís, los grupos religiosos se retirarán a varias habitaciones dentro del complejo para más meditaciones antes de unir fuerzas en la tarde.
Sin embargo, no todos los católicos están contentos con esta iniciativa y algunos han criticado al Papa por vincularse con, entre otros, musulmanes, judíos, budistas, hindúes, sijs y los creyentes de varios credos tradicionales africanos.
"Orar con herejes, cismáticos, rabinos, mullás, brujos y otros crea una confusión entre los creyentes católicos", dijeron Federico Bricolo y Massimo Polledri, miembros de un partido de la coalición de gobierno de Italia, en un comunicado.
El Papa, que lucía relativamente bien de salud, recibió en el tren a la mayoría de los religiosos antes de salir del Vaticano.
Juan Pablo abrazó a Bartolomé I, patriarca ecuménico de los cristianos ortodoxos y a un líder judío.
Las autoridades eclesiásticas dijeron que estaban encantados con la lista de invitados, especialmente con la presencia de miembros de la Iglesia Ortodoxa Rusa, que mantienen tensas relaciones con el Vaticano.
Sin embargo, se notará la ausencia algunas figuras religiosas de alto rango, como el arzobisbo de Canterbury de la Iglesia Anglicana, y el Dalai Lama, quienes se excusaron diciendo que tenían otros compromisos.
El Papa Juan Pablo II organizó su primer encuentro de paz en Asís en 1986 durante la Guerra Fría y la guerra del Líbano, y de nuevo en 1993 cuando el conflicto en los Balcanes.
Los residentes de Asís, custodiado el jueves por cientos de policías para la reunión de seis horas, dijeron que la atmósfera carece de la intensidad de otros encuentros del pasado, entre ellos un día de oraciones convocado por el Papa Juan XXIII en 1962.
"Recuerdo que cuando Juan XXIII vino había multitudes de gentes de todas partes con lágrimas en los ojos. ?Ahora qué vemos? Policías y carabineros y eso es todo", dijo anteriormente Enrico Ambroglini, un vendedor de souvenirs.