ASIS, Italia.- El Papa Juan Pablo II y líderes religiosos de todo el mundo, entre ellos musulmanes y judíos, budistas e hindúes, se comprometieron este jueves a trabajar por la paz.
Monjes cristianos de hábitos marrones, budistas de túnicas color azafrán, musulmanes con atuendos de negro, sijs con turbantes y patriarcas ortodoxos de barba blanca, llegaron de todo el mundo en un tren de la paz para orar cerca de la tumba de San Francisco de Asís.
"¡Violencia, nunca más!, ¡Guerra, nunca más!, ¡Terrorismo, nunca más! En el nombre de Dios, que cada religión traiga a la tierra justicia y paz, perdón y vida. Amor", dijo el Papa.
El Pontífice habló al final de un emotivo día en el que unos 200 dirigentes religiosos que representaban a una decena de denominaciones hicieron promesas en la ciudad del santo del siglo XIII que más se asocia con la paz.
Vistiendo su tradicional sotana blanca, el líder de la Iglesia Católica se sentó en un trono rodeado por un caleidoscopio de figuras religiosas que se dirigieron a unas 3.000 personas congregadas bajo una enorme carpa blanca.
Solemnes compromisos para trabajar por la paz fueron leídos en 11 idiomas, entre ellos hebreo, árabe, farsi y punjabi. "Nos comprometemos a proclamar nuestra firme convicción de que la violencia y el terrorismo son incompatibles con el auténtico espíritu de la religión", dijo uno leído por Konrad Raiser, secretario general del Consejo Mundial de Iglesias.
El Papa, quien encendió lámparas de paz con otros participantes, dijo que todos querían hacer su parte "en el rechazo a las nubes oscuras del terrorismo, del odio, de los conflictos armados, que en los últimos meses se han vuelto particularmente ominosos en el horizonte de la humanidad".
La crisis del Oriente Medio salió a relucir cuando el rabino Israel Singer, del Congreso Mundial Judío, se apartó de su discurso preparado para hacer referencia al conflicto con los palestinos.
"Deberían decirlo a la gente de ustedes y nosotros a la nuestra, todos nosotros deberíamos preguntarnos la cuestión de si la tierra o los lugares son más importantes que la vida de la gente. Y hasta que no aprendamos eso, no habrá paz", dijo Singer levantado su voz.
Un mensaje leído en nombre del jeque Mohammed Sayyed Tantawi, gran imán de la mezquita Al-Azhar, de Egipto, habló de "restaurar a los propietarios legítimos lo que les corresponde", una aparente referencia a las tierras palestinas ocupadas por Israel.
Ciudad crisitiana
Asís, una ciudad medieval acostumbrada a escuchar el sonido de coros occidentales y cantos gregorianos, se convirtió así en sede de un pluralismo religioso.
Geshe Tashi Tsering, llevando una bata roja y azafrán, comenzó su intervención desde la tarima entonando un canto budista.
El jefe Amadou Gasseto, de la tradicional religión animista vudú de Benin, en Africa occidental, dijo que la ocasión enseñaba "el arte de saber cómo respetar al adversario, tolerar diferencias y entender las culpas de los demás".
Fue el tercer evento similar, de un día de paz, organizado por el Papa en sus 23 años de pontificado y tiene como objetivo propagar el mensaje de que los conflictos, la violencia y los asesinatos no deben nunca cometerse en el nombre de Dios.
Tras la sesión matutina, los grupos religiosos se retiraron a orar en varios salones del complejo antes de compartir un almuerzo vegetariano y regresar a las tiendas para las promesas finales.
El rabino Ron Kronish, de Israel, dijo a los periodistas a bordo del tren de paz de regreso al Vaticano que regresaría a Jerusalén sintiéndose "espiritualmente fortalecido" para trabajar por la paz.
"¿Resolverá algo mañana? No. ¿Tendrá un impacto al largo plazo? Eso espero", dijo.
Fuera de Asís, sin embargo, no todos los católicos estaban felices con la iniciativa y algunos criticaron al Papa.
"Orar con herejes, cismáticos, rabinos, mullahs, brujos y otros crea una confusión entre los creyentes católicos", dijeron Federico Bricolo y Massimo Polledri, miembros de un partido de la coalición de gobierno de Italia, en un comunicado.