BOGOTÁ.- La policía y las Fuerzas Militares de Colombia se mantenían en alerta máxima el sábado, luego de la explosión de una bomba el día anterior en un restaurante ubicado frente a un cuartel policial de la capital del país, que dejó muertos a cuatro policías y a una niña.
En las principales ciudades del país se incrementaron los retenes viales de la policía en prevención de eventuales atentados terroristas.
Horas después del atentado en Bogotá -atribuido a las izquierdistas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, FARC-, las autoridades desactivaron en la ciudad un artefacto similar frente a otro cuartel de la policía, y un explosivo de ocho kilos fue hallado en inmediaciones del aeropuerto.
"Hasta el momento no ha habido ninguna novedad, se están haciendo operativos de seguridad en las ciudades y la policía está en acuartelamiento de primer grado", dijo a Reuters un portavoz de la institución.
Por su parte, el presidente Andrés Pastrana condenó los ataques de las FARC, que calificó de terroristas.
"Por eso mismo es que le hemos dicho a las FARC que ellos tienen que definirse, estos actos no son revolucionarios, son actos contra la población civil, actos terroristas", dijo Pastrana minutos antes de su viaje hacia Honduras pasa asistir a la posesión del nuevo presidente de ese país, Ricardo Maduro.
El atentado del viernes hace parte de la escalada de ataques del mayor grupo rebelde del país, con 17.000 combatientes que comenzó esta semana,
especialmente contra Bogotá, tras acordar el domingo pasado comenzar a discutir con el gobierno un cese al fuego y hostilidades.
En la última semana las FARC han derribado torres de energía, atacado patrullas de las Fuerzas Armadas e incluso atentó contra el más importante embalse que surte de agua al 70 por ciento de Bogotá y 12 municipios aledaños.
El grupo guerrillero inició en 1999 un proceso de paz con Pastrana, con el que se busca poner fin al intenso conflicto armado interno de 38 años de esta nación sudamericana de 40 millones de habitantes.
La guerra interna dejó sólo en el ultimo decenio 40.000 personas muertas, la mayoría civiles, y dos millones de desplazados. También hacen parte del conflicto los paramilitares de ultraderecha, enemigos a muerte de la guerrilla.
Las conversaciones -que la semana pasada estuvieron a punto de romperse- se llevan a cabo en medio de las hostilidades.
Incluso, recientemente las FARC ordenaron a sus combatientes trasladar la guerra a las grandes ciudades.
Analistas consideran que el grupo guerrillero utiliza la estrategia de combinar los diálogos de paz con recios ataques para mostrar su poderío militar en el país, donde hace presencia en la mayoría del territorio nacional, de 1,1 millones de kilómetros cuadrados.