BOGOTÁ.- Las autoridades del centro de Colombia establecieron hoy severas restricciones y controles al tráfico rodado y al uso de equipos de comunicaciones para contrarrestar la ofensiva terrorista de la guerrilla de las FARC en la región de influencia de Bogotá.
Las medidas fueron adoptadas por el Gobierno del departamento de Cundinamarca, del que también es capital Bogotá, y regirán hasta finales de abril próximo.
El gobernador de la región, Álvaro Cruz, dijo a los periodistas que el transporte de gas doméstico, gasolina y otros combustibles, lo mismo que de maquinaria pesada, ganado y carne en canal queda restringido a partir de esta noche.
La restricción regirá de las 18.00 a las 05.00 hora local (23:00 a 10:00 GMT), es decir, que durante once horas no podrán movilizarse transportes con esas cargas por las vías de la región.
Los motociclistas no podrán viajar con acompañante durante ese mismo tiempo, según lo dispuso el gobernador de la región.
Cruz agregó que las autoridades también controlarán el transporte de grandes cantidades de "material de intendencia", que incluye botas, impermeables, mantas, carpas, chaquetas plásticas y productos químicos que puedan ser utilizados en la elaboración de explosivos.
El uso de teléfonos móviles, equipos de comunicación por radio y "beepers" también será sometido a un "estricto control", agregó el gobernador.
El alto cargo explicó que con estas restricciones y controles fueron acordados de forma coordinada con los responsables regionales del Ejército Nacional, la Policía Nacional y el Departamento Administrativo de Seguridad (DAS, policía secreta).
Con ellas, dijo, se busca "contener" nuevas acciones terroristas de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), guerrilla que desde hace tres semanas comete ataques contra la fuerza pública y las infraestructuras eléctrica y de vías.
Los rebeldes lanzaron la ofensiva en coincidencia con la ruptura y posterior restablecimiento del proceso de paz que el Gobierno del presidente Andrés Pastrana y el grupo insurgente inauguraron a comienzos de enero de 1999.
Las medidas suponen un cordón de seguridad para la capital colombiana, afectada desde el pasado viernes por varios atentados con explosivos, uno de los cuales causó la muerte de cuatro policías y una niña de cinco años.