CIUDAD DEL VATICANO.- Juan Pablo II pidió el reconocimiento jurídico del embrión humano, "sobre todo en su derecho fundamental a la vida", en ocasión de la jornada para la vida que se celebra este domingo en la Iglesia italiana.
"A cada ser humano se le debe garantizar el derecho a desarrollarse según sus propias potencialidades, asegurándole la inviolabilidad, desde su concebimiento hasta la muerte natural", dijo el Papa frente a los fieles congregados en Plaza San Pedro para el Angelus.
El nuevo llamamiento del Papa en defensa de la vida abarca todos los grandes temas, desde la condena del aborto, la eutanasia, las manipulaciones genéticas, la fecundación artificial, pero también la condena de "quien mata en nombre de Dios".
El Pontífice, quien respaldó explícitamente el Movimiento para la vida italiano, que pide el reconocimiento jurídico del embrión humano, dijo que "reconocer significa antes que nada volver a descubrir con renovado estupor lo que la misma razón y la ciencia no temen llamar misterio".
Nadie, dijo el Pontífice, "es patrón de la vida; nadie tiene derecho a manipular, oprimir o quitar la vida ajena ni la propia y aún menos en nombre de Dios".
"Los mismos mártires no se quitaron la vida, pero para permanecer fieles a Dios y a sus mandamientos aceptan que los maten", fue la aclaración hecha hoy por el Papa.
"Con respecto, en particular, al embrión humano, la ciencia demostró que se trata de un individuo humano que posee desde el momento de la fecundación su propia identidad. Por lo tanto es lógico exigir que sea reconocida jurídicamente, sobre todo en su fundamental derecho a la vida", añadió Juan Pablo II.
El pedido de reconocimiento jurídico del embrión humano fue hecho también por un grupo de docentes de las cinco universidades de Roma, durante un seminario celebrado el sábado en el Policlínico Umberto I de Roma titulado "El embrión como paciente, reflexión científica, bioética y jurídica".
El texto aprobado por los docentes y entregado al cardenal Camillo Ruini, presidente de la Conferencia Episcopal Italiana, fue evocada hoy por Juan Pablo II cuando al concluir el Angelus e impartir su bendición a la multitud, la extendió especialmente a todas las futuras madres que estaban en la plaza.
Para celebrar la jornada para la vida, el obispo Luigi Moretti había celebrado precedentemente una misa especial para las futuras mamás en la iglesia de Santa María Traspontina, en via de la Conciliazione, junto al Vaticano.