EMOLTV

Seis chilenos detenidos en Brasil por secuestrar a magnate de la publicidad

Comando terrorista que mantenía encerrado en una pieza de tres por tres a dueño de importante agencia, fue capturado cerca de Sao Paulo, luego de 53 días de angustiantes negociaciones.

04 de Febrero de 2002 | 09:53 | Las Ultimas Noticias, El Mercurio
Seis chilenos, cuatro hombres y dos mujeres, fueron detenidos por la policía de Sao Paulo, Brasil, acusados de planificar y ejecutar uno de los secuestros que ha provocado más impacto en ese país, el último tiempo.

Las máximas autoridades policiales de Chile señalaron que entre los antisociales puede estar Mauricio Hernández Norambuena, uno de los "frentistas" que se fugaron de la Cárcel de Alta Seguridad, así como también la "frentista" Maritza Jara. La espectacular operación ocurrió el 30 de diciembre de 1996.

El comando terrorista fue capturado el viernes, en una chacra de la localidad de Sierra Negra, a 150 kilómetros de Sao Paulo, donde escondían armas pesadas, computadores, disfraces, dólares, celulares, autos y falsos pasaportes argentinos.

Según la agencia UOL-News, un agente que participa en las investigaciones le preguntó a los secuestradores cuánto dinero se iba a llevar cada uno, de los diez millones de dólares que exigieron para liberar al cautivo. Ellos respondieron que "nuestra organización" se iba a llevar todo. Uno de los chilenos tiene tres condenas a prisión perpetua en Chile, dictadas durante el gobierno de Pinochet, de acuerdo con la misma agencia y el diario brasileño OGlobo.

Los chilenos habían secuestrado el 11 de diciembre pasado al renombrado empresario Washington Olivetto, de 50 años, dueño de la agencia de publicidad W/Brasil, la tercera más importante de ese país, y conocido porque no trabaja ni con partidos políticos ni organismos de gobierno.

Trascendió también que uno de los chilenos está individualizado como José Sánchez, pero su identidad está sujeta a confirmación, dijo a "El Mercurio" uno de los investigadores del plagio.

El inspector Almeida, de la delegación a cargo de la captura de los secuestradores en Sao Paulo, señaló que por expresa determinación del gobierno de Brasil y a pedido del embajador de Chile, Juan Eduardo Mena, no se entregarían ayer los nombres de los delincuentes.

La razón que se le señaló fue "evitar crear alarma pública". Se presume que las identidades utilizadas por los plagiadores en la operación pueden ser falsas.

La solicitud de reserva por parte de la misión chilena fue desmentida por el embajador Mena.

Secuestro

Cerca de las 19:30 horas de aquel 11, el empresario salió de su agencia, en la calle Nuevo Horizonte, muy cerca del centro de la ciudad y del Estadio Pacaembú, donde juega el Corinthians, el equipo de fútbol de sus amores.

El auto enfiló hacia el sur por Avenida Angélica y en la plaza Mariscal Cordeiro Farías fue detenido por cinco hombres que vestían uniformes con la leyenda "Policía Federal". Creyendo que se trataba de un control de rutina, el chofer de Olivetto detuvo el auto y bajó el vidrio. Uno de los hombres le puso una pistola en la cabeza y no le permitió moverse. Otros dos miembros de la banda sacaron a la fuerza al empresario de la publicidad y lo subieron a un vehículo utilitario Peugeot blanco. Luego de pocos segundos, los hombres de uniforme huyeron con Olivetto y se llevaron las llaves del Omega.

El conductor, que apenas alcanzó a ver al hombre que lo encañonó, llamó a los verdaderos policías y les contó que su patrón fue golpeado en la cabeza y en el rostro. Casi al mismo tiempo, el centro de operaciones de la Policía Militar recibió una llamada telefónica de una mujer que había visto el secuestro y pudo describir a los captores. Dijo que eran jóvenes y blancos.

La División Antisecuestro (Deas) de la Policía de Sao Paulo fue asignada al caso y de inmediato instalaron equipos para grabar llamadas telefónicas en la casa del magnate. Cerca de la medianoche llamó un hombre que confirmó que Olivetto había sido secuestrado y que volvería a llamar.

Los días pasaban y los secuestradores hicieron por fin sus exigencias: diez millones de dólares. Un periodista y un publicista, que se encargaron de las negociaciones, trataron de explicarles a los captores que la familia de Olivetto no tenía tanto dinero.

La policía había quedado al margen, por exigencias de los secuestradores. "El riesgo de la muerte era demasiado grande, porque se trataba de una cuadrilla internacional. Es diferente cuando la negociación es con secuestradores brasileños", dijo el delegado de la policía del estado, Marco Antonio Desgualdo.

Captura increíble

La familia de Olivetto pidió pruebas de que estaba con vida y a los pocos días les enviaron cartas y fotos de él leyendo diarios y revistas tomadas con una cámara Polaroid. Las negociaciones se interrumpían. El problema era el monto del rescate, considerado "irreal" por la familia de Olivetto. Los secuestradores le mandaron a decir a la familia que publicaran avisos en diarios diciendo que concordaban con el valor.

Sólo así se explica que el sábado saliera el siguiente aviso en diarios de Sao Paulo: "Pago bien, negocio súpersigiloso, vamos al local y pagamos el dinero". Pero ya era tarde. El corredor de propiedades que tenía a su cargo una chacra de Sierra Negra había recibido el pago por adelantado y en dólares del arriendo de la propiedad. El corredor sospechó tanto que llamó a la policía local.

Fue por eso que el viernes algunos de sus miembros se dejaron caer en la chacra, detuvieron a la peligrosa banda y encontraron boletos en los que un secuestrado escribió los nombres de las personas con las que los captores debían negociar: "Patricia", "Gabriel" y "Javier". La policía local llamó a la de Sao Paulo y le preguntó si había un secuestro en curso y si en la familia del secuestrado había alguien que se llamara así. La esposa de Olivetto se llama Patricia Viotti y eso fue suficiente para que los captores fueran trasladados al cuartel central de esa policía.

Luego de trasladar a los terroristas y antes de que el interrogatorio terminase, la Policía Militar de Sao Paulo recibió una llamada de una mujer del barrio sureño de Brooklin. En una casa de la calle Kansas, un hombre había empezado a gritar, al ver que el equipo eléctrico que suministraba oxígeno a la hermética pieza de tres por tres metros donde estaba cautivo dejó de funcionar. La luz se había cortado en el vecindario.

La mujer que llamó a la policía se llama Aline Dota, una estudiante de medicina que al escuchar los gritos acercó su estetoscopio a la pared y pudo escuchar claramente. "Socorro, socorro. Ayúdenme. Soy Washington Olivetto. Fui secuestrado. Ayúdenme", decía el hombre.

Los agentes de la policía militar encontraron a Olivetto solo. Al parecer sus vigilantes habían huido, al saber que seis de los secuestradores fueron detenidos en Sierra Negra. Más personas integrarían la banda y por eso la policía está vigilando aeropuertos y pasos fronterizos.

"Pensaron que allá estaba la panacea"

"Para decir las cosas claras, en Brasil el secuestro es una práctica habitual dentro del plano delictivo. No es algo raro porque ya forma parte de la vida cotidiana", asegura Jaime Naranjo, actual diputado y senador electo por la Séptima Región sur. El parlamentario habla con la autoridad que le da su participación en el traslado de los cinco chilenos detenidos en Sao Paulo por secuestrar a otro empresario en 1989.

Agrega que por ejemplo Silvio Santos, famoso animador de televisión, al nivel de nuestro Don Francisco, sufrió un plagio que mantuvo en tensión a gran parte de ese país. "Por eso el delito tiene penas muy rigurosas. Creo que estos chilenos se deben haber entusiasmado y pensaron que allí estaba la panacea", asevera.

Naranjo acentúa que los involucrados en el secuestro del publicista deberán esperar la sentencia de la justicia brasileña para pedir su traslado a nuestro país. "Se firmó un tratado de acuerdo para el intercambio de presos y ellos podrían acogerse a ese beneficio, claro que acá terminarán de cumplir el castigo", siguió.

El diputado recuerda que en el caso de los otros chilenos se acreditó torturas y malos tratos tanto por parte de la policía de Sao Paulo como en la cárcel. "Si eso se repite ahora, le correspondería que la representación diplomática chilena presentará los reclamos respectivos ante las autoridades locales. Si hay cualquier situación irregular, de procedimiento o trato inhumano", adelanta.

Naranjo aventura que quizás los primeros descargos de los detenidos sea que sus motivaciones fueron políticas y no netamente delictuales.
EL COMENTARISTA OPINA
¿Cómo puedo ser parte del Comentarista Opina?