GAZA, Jerusalén.- Al menos 70 personas resultaron hoy heridas cuando aviones de combate F-16 y helicópteros Apache de la Fuerza Aérea israelí dispararon al menos cinco misiles contra el cuartel general de las fuerzas de seguridad palestinas en la ciudad de Gaza y entraron en territorio palestino en Cisjordania.
Los ataques se dirigieron contra Fuerza 17, el cuerpo de élite del líder palestino, Yasser Arafat, el comité científico de la Autoridad Nacional Palestina (ANP) y las instalaciones de los servicios de inteligencia y seguridad pública palestinos.
En el momento del ataque había muchos niños todavía por las calles, informan las fuentes.
Otras 53 personas fueron tratadas en los hospitales con un cuadro de "ansiedad post-traumática". Entre los heridos hay dos reporteros palestinos y un fotógrafo estadounidense que trabajaba para una agencia de noticias internacional.
El enviado de las Naciones Unidas a Medio Oriente, Terje Roed- Larssen, calificó el ataque, en el que además resultó dañado un edificio del organismo internacional, de "totalmente inaceptable". También resultaron dañados edificios del Fondo Monetario Internacional (FMI) y del Banco Mundial (BM).
"Es totalmente inaceptable usar ese tipo de armamento, que pone en peligro la vida de los civiles...", aseguró Roed-Larssen.
Durante el caos subsiguiente a la acción militar, los palestinos liberaron entre 80 y 100 prisioneros que estaban en la cárcel en ese enclave.
Funcionarios palestinos, no obstante, no quisieron dar la cifra exacta de prisioneros liberados.
Según las fuentes, los presos fueron trasladados a un "lugar seguro". Contrariamente a algunas informaciones que habían circulado previamente, la cárcel no fue bombardeada.
Un portavoz del Ejército israelí explicó que los ataques formaban parte de las represalias militares por los disparos con cohetes Kassem 2, de fabricación local, lanzados el domingo desde Gaza contra territorio israelí. Algunas fuentes apuntan a que tienen cabezas capaces de contener hasta cinco kilos de explosivos y que disponen de un alcance de ocho kilómetros.
Israel había advertido que el uso de esos cohetes significaría un "cambio de las reglas del juego".
El ministro israelí de Defensa, Benjamin Ben-Eliezer, defendió hoy el lanzamiento de cohetes contra objetivos en Gaza, como medida de represalia.
"Lo que es diferente ahora del pasado (...) es la cuestión del alcance. Porque el efecto es distinto cuando una granada, o un misil, o un cohete alcanzan a la población o golpean el centro de una ciudad", aseguró.
Esta mañana, soldados israelíes incursionaron brevemente en el campo de refugiados de Balata, en territorio bajo control palestino, al sureste de la ciudad cisjordana de Nablus, según Radio Israel.
Las tropas entraron en el campamento en busca de cohetes Kassem 2, pero no encontraron nada. Durante la incursión en el campo de refugiados se produjeron tiroteos con palestinos armados.
Según los reportes llegados de la zona, las fuerzas israelíes también avanzaron hasta 200 metros de la sede de la ANP, en el centro de Nablus.
Los más recientes ataques israelíes eran también una represalia por el atentado perpetrado el domingo por militantes del grupo Izzel Dein Al Kassam, el brazo armado de la organización radical Hamas, en la ciudad de Beersheba, en el sur de Israel, que causó la muerte a dos mujeres soldado israelíes e heridas a otras cinco personas.
