WASHINGTON/BUENOS AIRES.- Argentina se mostró confiada este martes en que el peso se fortalecerá en su nuevo sistema cambiario libre, mientras comenzó una crucial negociación con el Fondo Monetario Internacional (FMI) para que la ayude a salir de una persistente crisis económica.
El Presidente Eduardo Duhalde, confiado porque no se cumplieron las profecías de los analistas que esperaban una brusca devaluación del peso al inaugurarse el lunes su libre flotación, estimó que el valor de la moneda se estabilizará en hasta 1,40 unidad por dólar.
De ser así, el peso se revalorizaría en un 42 por ciento desde su actual nivel de 2,00 unidades por dólar, según la previsión del Mandatario en su programa radial, de que "bajará aún más y estará entre 1,40, 1,60 ó 1,70" por dólar.
En tanto, el ministro de Economía, Jorge Remes Lenicov, inició conversaciones con funcionarios del Fondo Monetario Internacional y el Tesoro estadounidense en Washington.
"Sabemos que ésta va a ser una negociación larga. Sabemos que Argentina está en una situación extremadamente complicada, pero queremos negociar sobre la base de la credibilidad que el sistema financiero internacional tenga en nuestro programa", dijo el portavoz presidencial Eduardo Amadeo al llegar al FMI.
El objetivo de los encuentros es conseguir ayuda financiera que permita resolver una crisis bancaria que precipitó la caída de dos presidentes a fines del año pasado y que amenaza al peronista Eduardo Duhalde, Mandatario interino hasta que se celebren elecciones en septiembre del 2003.
Además, Argentina necesita asistencia para encarar la renegociación de su deuda pública, de 140.000 millones de dólares, después de que el Estado se declarara en cesación de pagos y el FMI suspendiera sus desembolsos.
Remes Lenicov se reunía este martes con el director gerente del FMI, Horst Kohler, y el secretario del Tesoro estadounidense, Paul O’Neill. El miércoles lo hará con el presidente del Banco Mundial, James Wolfensohn, y el titular del Banco Interamericano de Desarrollo, Enrique Iglesias.
El nuevo sistema cambiario libre suplantó a una década de paridad del peso con el dólar uno a uno, en el llamado régimen de convertibilidad.
La transición, que incluyó un breve período de doble mercado, estuvo plagada de protestas sociales contra el desempleo y la creciente pobreza que aqueja a uno de cada tres argentinos, que eventualmente derribaron a dos presidentes en diciembre.
Los ahorros de los argentinos, principalmente en dólares, están atrapados en los bancos desde diciembre, cuando el entonces presidente Fernando de la Rúa los congeló por temor a una fuga de depósitos.
Pese a las esperanzas de las gestiones del ministro de Economía en Washington, el gobierno ya dijo que no espera que vuelva con las valijas llenas.
"Creo que es muy importante que (el ministro) pueda tener un diálogo mano a mano con alguien del Fondo, que hasta ahora no había habido oportunidad de tener porque, primero, había que tomar algunas medidas de administración de la situación", dijo a una radio el viceministro de Economía, Jorge Todesca.
Remes Lenicov dijo hace unas semanas que el país necesitaría una asistencia financiera de entre 15.000 y 20.000 millones de dólares.
Temor a la inflación
Para frenar una espiral inflacionaria, Duhalde en persona está intentando convencer a los sectores que deciden los precios de que reflexionen antes de modificarlos.
"En el día de ayer (lunes) llamamos a todos los supermercadistas y les pedimos que tengan mucho cuidado con lo que van a hacer. Hemos sido entendidos. Creo que no va a haber aumentos importantes", explicó el Mandatario.
Pero ya se registraron alzas en rubros dentro del sector alimentario como carnes y cereales, y se ha comprobado el encarecimiento de medicamentos y bienes de consumo como automóviles y electrodomésticos.
Para este año, la meta de alzas en los precios al consumidor es de 15 por ciento, pero los analistas dudan de que sea posible cumplirla con las subidas que se están registrando ya.
La liberación del tipo de cambio fue una recomendación directa del FMI y es una carta de presentación que el ministro de Economía llevó a Washington. "Fue una prueba de madurez", dijo Duhalde sobre el comportamiento de los ahorristas el lunes, que no provocaron la temida devaluación del peso.
El martes, el valor del peso para operaciones mayoristas era de 1,95/1,98 unidades por dólar, mientras que en las casas de cambio el valor era de 1,80/2,10 pesos por dólar.
Así, la moneda local se apreciaba levemente respecto del cierre del lunes.
Pero desde el ministerio de Economía creen que no es tiempo de cantar victoria y aseguraron que los grandes mayoristas de divisas, importadores y exportadores, de los que depende el futuro del peso, aún no participaron en el mercado local.
"Tenemos que esperar a lo largo de esta semana que ese mercado mayorista, que es el gran mercado, se arme. Ayer hubo todavía pocas transacciones. La gente está estudiando las normas, mirando los precios en el mercado", dijo Todesca.
Aunque no explicó por qué la moneda podría apreciarse, Duhalde intentó tranquilizar a un país que teme que la devaluación del peso, que perdió más de 50 por ciento de su valor desde principios de enero, dispare una inflación incontrolable.
En enero, la inflación fue de 2,3 por ciento, su nivel mensual más alto en una década, y en la primera semana de febrero se registraron alzas de precios en productos de primera necesidad como la carne, los farináceos y fármacos.
Un repunte de los precios minoristas podría aumentar la conflictividad social, marcada a diario por cortes de carreteras, violentas manifestaciones y hasta ataques a funcionarios públicos por indignados ciudadanos que no creen en la clase política y quieren sus ahorros, atrapados en los bancos.
Pero, mientras el martes en las calles de Buenos Aires ya no se repetían las escenas del lunes con gigantescas filas de ahorristas en las puertas de las casas de cambio para comprar o vender dólares