JERUSALEN.- El Ejército de Israel, que volvió a invadir hoy sábado territorios en Gaza, y la resistencia palestina, que lucha por la independencia, intensificaron esta semana su "guerra de baja intensidad", en tanto que naufragan los esfuerzos diplomáticos para superar la grave crisis.
En lo que va de esta semana dieciocho personas -diez palestinos y ocho israelíes, la mayoría militares, policías e independentistas de la "intifada"- murieron en ataques y operaciones de represalia, las últimas cinco en las pasadas 24 horas en Gaza y Cisjordania.
Esta madrugada fuerzas israelíes apoyadas por carros blindados destruyeron un campo de entrenamientos de las fuerzas de seguridad de la Autoridad Nacional Palestina (ANP) en Zeitún, de Gaza, y arrasaron instalaciones y viviendas en la ruta donde la resistencia palestina destruyó un tanque "Merkavá" con 100 kilos de dinamita.
Según observadores, en la "guerra de baja intensidad", que dura más de 16 meses, "se están borrando" ya los límites entre los independentistas, vistos como "terroristas" por el Gobierno y las Fuerzas Armadas de Israel, y los distintos cuerpos del dispositivo policial de la ANP al mando de Yasser Arafat.
Desde el pasado diciembre, tras una ola de sangrientos atentados terroristas de suicidas islámicos en las ciudades de Jerusalén, Haifa, Afula y Hedera, las Fuerzas Armadas israelíes destruyen sistemáticamente la infraestructura de los organismos de seguridad de la ANP en Gaza y Cisjordania pues no logran desmantelar a las fuerzas de la clandestina resistencia.
Todas esas facciones, por encima de sus viejas divergencias políticas, parecen haberse unido "bajo el mismo techo" y con un objetivo único: la creación de un Estado palestino independiente.
El Primer Ministro Ariel Sharón responsabiliza a Arafat de "los ataques terroristas" pues se niega a "detenerlos y desarmarlos", algo que podría desencadenar una guerra fratricida entre los tres millones de palestinos de Cisjordania y Gaza.
Todas las operaciones de Israel "contra los terroristas", incluido el asesinato selectivo "en ejercicio de nuestro legítimo derecho a la auto-defensa" de más de 62 implicados o sospechosos de ataques contra este país, son justificadas diciendo que "nosotros hacemos lo que no hace Arafat, quien se comprometió a detenerlos y a desarmarlos por medio de acuerdos previos con Israel".
"El Gobierno de Israel no tiene intenciones de destruir a la ANP" ni matar a Arafat, afirma el Gobierno de Sharón "pero eso -alega Arafat- es lo que hace destruyendo nuestro aparato de seguridad a la vez que nos exige que lo pongamos en acción contra los terroristas".
Los organismos de seguridad de la ANP, de los que es jefe supremo el histórico líder palestino, cuentan hoy con unos 40.000 efectivos.
Debido a la crisis con Israel y a la recesión en Cisjordania y Gaza, Arafat recurre a donaciones -principalmente de la Unión Europea (UE), entre los principales mediadores para conseguir un alto el fuego y reanudar el proceso de paz interrumpido desde enero de 2001- para pagar los salarios a esos funcionarios.
Hasta la fecha no prosperó ninguno de varios planes de la comunidad internacional para concertar un alto el fuego, y las dos partes son impotentes hasta para "resolverla por la fuerza" mientras la inseguridad, ruina y el paro agobia a sus economías.
Los palestinos acusan a Sharón de que, en rigor, no está interesado en negociar con ellos para reanudar el proceso de paz, y menos hacerlo con Arafat, al que quisiera ver sustituido por un "liderato más pragmático" pues él es "irrelevante".
"Unos y otros son casi lo mismo. Muchos policías se quitan el uniforme cuando terminan su tarea oficial y se suman a las operaciones de la resistencia (clandestina), e incluso hay, entre los del Al Fatah, quienes cobran dos salarios, uno del Gobierno y otro del movimiento", comentó a EFE una fuente palestina de Gaza.
Según los acuerdos de Oslo (1993), cuyos principios debieran regir las negociaciones de paz entre los dos pueblos, los cuerpos de seguridad de la ANP constituyen una fuerza policial que cuenta con armas provistas por Israel en 1994 a Arafat, para velar por el orden en las zonas autónomas de Cisjordania y Gaza.