HOUSTON.- La salud mental de Andrea Yates, la estadounidense que mató a sus cinco hijos ahogándolos en una tina en junio de 2001, es el tema central del juicio que comenzó hoy en Houston, Texas, contra la mujer.
Acusación y defensa expusieron ante un jurado popular sus respectivos argumentos en las relaciones introductorias, mientras la acusada de 37 años escuchaba en silencio con la mirada perdida.
El juicio, transmitido por radio y televisión a todo el país, divide la opinión de los norteamericanos y los expertos en derecho, luego de la conmoción de la reconstrucción detallada del múltiple crimen.
Para el fiscal Joseph Owmby, que representa la acusación, el comportamiento de Yates luego de haber matado a sus hijos, su llamado telefónico a la policía y las primeras declaraciones, demuestran que era consciente de lo que había hecho.
La mujer admitió de inmediato a los agentes que acudieron a su casa haber asesinado a sus hijos, de edades comprendidas entre seis meses y siete años, explicando que se sentía una madre fracasada.
Owmby insistió en describir uno por uno a los niños Luke, Paul, John, Mary y Noah, y sus pequeños cadáveres en pijama, mientras George Parnham, uno de los defensores de la acusada, calificó a su cliente como "la mejor de las madres, que siempre hizo lo que se espera de una madre".
Andrea Yates, destacó Parnham, era presa de una fuerte crisis depresiva, tenía graves disturbios mentales y no estaba en grado de comprender lo que hacía cuando ahogaba a sus vástagos.
La defensa tratará de salvar a la imputada de la condena a muerte, pena que los fiscales anunciaron que pedirán si se reconoce culpable, y de que se recupere en un instituto especializado
Una extensa lista de expertos será convocada a declarar en las próximas tres o cuatro semanas.
Andrea Yates contará con el apoyo de su marido, Russell, un ingeniero de la NASA que desde el comienzo de la tragedia familiar prometió no abandonar a su esposa: "Yo sé que no era ella cuando lo hizo, no estaba en sus plenas capacidades mentales".
