BUENOS AIRES.- El Gobierno argentino y las petroleras no lograron hoy llegar a un acuerdo sobre los precios de los combustibles, mientras trabajadores del sector levantaron una huelga que paralizó durante casi 16 horas los yacimientos del sur del país.
Las autoridades pretenden que las petroleras y sus distribuidoras no aumenten el precio de venta al público de las gasolinas, por temor de que esos incrementos disparen una escalada inflacionaria y agraven, aún más, la crisis económica que el país arrastra desde mediados de 1998.
El Presidente argentino, Eduardo Duhalde, advirtió el lunes que su Gobierno no admitiría "de ninguna manera" aumentos de los combustibles, pero pocas horas después la anglo-holandesa Shell incrementó el precio de la gasolina y hoy, martes, la imitó la estadounidense Esso.
Esos aumentos, y la posibilidad de que las restantes petroleras dispongan incrementos similares, llevaron al flamante secretario de Energía, Alieto Guadagni, y al jefe del Gabinete de Ministros, Jorge Capitanich, a convocar a una reunión a directivos de todas las empresas del sector.
Los funcionarios gubernamentales expusieron en ese encuentro, que se hizo la noche de este martes, el temor de una escalada inflacionaria, pero los empresarios alegaron que la devaluación del peso había incrementado los costos internos, en especial del petróleo crudo.
Los empresarios, según indicaron fuentes del sector, también destacaron su oposición a los nuevos impuestos -del 20 por ciento a las exportaciones de crudo y del 5 por ciento a sus derivados- que impulsa el Gobierno con el propósito de recaudar 600 millones de dólares anuales.
La reunión, de casi tres horas, concluyó sin que las partes alcanzaran un acuerdo sobre los precios de los combustibles, aunque expresaron su voluntad de continuar las negociaciones, según indicaron a periodistas fuentes gubernamentales y de los sectores empresarios.
En tanto, trabajadores petroleros del sur del país, donde están los principales yacimientos, hicieron hoy una huelga de aproximadamente 16 horas, pese a que el ministerio de Trabajo había dictado una "conciliación obligatoria" que impedía esa medida de fuerza.
El sindicato de los petroleros alegó que la comunicación oficial de una "conciliación obligatoria" había "llegado tarde" a sus filiales del sur del país, en tanto las compañías del sector dijeron que esa medida de fuerza les ocasionó pérdidas del orden de los 3 millones de dólares.
