NUEVA DELHI - La tensión religiosa y política aumentó considerablemente este miércoles en el norte de India, nueve años después de que radicales hindúes destruyeron una mezquita en esa región, desencadenando sangrientos motines.
Varios miles de efectivos de seguridad fueron apostados en los alrededores de la ciudad de Ayodhya, donde unos 15.000 militantes hindúes de derecha se congregaron en espera de que llegue el plazo del 15 de marzo para comenzar a construir un templo sobre las ruinas de la mezquita Babri, del siglo XVI.
El peligro de que se registren nuevos actos de violencia quedó claro el miércoles, cuando se temía que unas 30 personas hubieran muerto en el incendio criminal de un tren. Este ferrocarril, en el cual viajaban militantes hindúes, fue atacado por una muchedumbre furiosa en un distrito predominantemente musulmán del estado de Gujarat (oeste), de acuerdo con un alto funcionario local.
La controversia sobre este lugar se encuentra actualmente en manos de los tribunales indios. Sin embargo, el Vishwa Hindu Parishad (Concilio Mundial Hindú, radical), que lidera la campaña para construir el templo, está decidido a cumplir con el plazo del 15 de marzo desafiando todo tipo de sanciones legales.
El ministro del Interior de Gujarat, Gordhanbhai Zadafia, dijo a la AFP que el tren expreso que llevaba a militantes hindúes de Ayodhya había sido detenido poco después de partir de la estación de Godhra, a poca distancia de la ciudad de Vadora.
"Primero lanzaron algunas piedras y luego prendieron fuego a los vagones", afirmó Zadafia, agregando que se había instaurado un toque de queda en la zona.
Un policía señaló que los activistas hindúes que viajaban en el tren cantaban consignas en apoyo de la campaña para construir el templo en Ayodhya.
En Ayodhya, el jefe de policía del distrito, R. P. Singh, dijo que sus hombres estaban en alerta máxima para prevenir un estallido de violencia.
"Hay unos 3.000 miembros de las fuerzas de seguridad adentro y alrededor de la zona en cuestión. Además, otros 8.000 hombres están siempre listos", dijo Singh.
La disputa de Ayodhya data de 1853, cuando la secta hindú Nirmohis sostuvo que la estructura de la mezquita le pertenecía, afirmando que se encontraba en el lugar donde antes había existido un templo destruido por el rey Babar.
El martes, el gobierno indio advirtió nuevamente a los militantes hindúes que no se acerquen al lugar de la mezquita destruida.
"Sabemos lo que ocurrió en 1992 y les aseguro que no permitiremos que 1992 se repita", declaró el ministro del Interior L. K. Advani. Poco antes, el primer ministro, Atal Behari Vajpayee, había convocado a una reunión de todos los partidos para discutir esta cuestión.
El partido nacionalista hindú BJP de Vajyapee y sus aliados de derecha han sido asociados desde hace tiempo a la querella de Ayodhya. Varios de sus ministros, incluyendo a Advani, fueron acusados de incitar a la destrucción de la mezquita en 1992.