KABUL.- La incapacidad del gobierno para controlar el país y la falta de alternativas para la población han provocado que el cultivo de opio en Afganistán alcance en los últimos meses cifras históricas, en una tendencia que podría continuar.
Una investigación del Programa de las Naciones Unidas para el Control Internacional de Drogas (UNDCP en inglés) calcula que en 2002 se llegarán a cultivar entre 45.000 y 65.000 hectáreas de opio, frente a las 7.606 de 2001.
Los cálculos se basan en datos recabados por el UNDCP entre el 1 y el 10 de febrero en 208 poblaciones de las provincias de Helmand, Kandahar, Uruzgan, Nangarhar y Kunar (sur y este del país), áreas tradicionales del cultivo de opio y donde crecieron el 84 por ciento de las amapolas cultivadas en el año 2000.
Además, la investigación tiene en cuenta balances de años anteriores y que los cultivos se reanudarán también en el norte del país, donde la siembra es más tardía debido a las bajas temperaturas de otoño e invierno.
La cantidad prevista para 2002 se acerca a las 58.379 hectáreas cultivadas en 1997, año en que los talibanes se comprometieron con el UNDCP a erradicar el cultivo de amapola en Afganistán.
Ese acuerdo, según el jefe de UNDCP, Pino Arlachi, suponía eliminar la mitad de la heroína del mundo, pero nunca fue cumplido y en 1999 el cultivo de opio alcanzó la cima con 91.583 hectáreas, que se redujeron a 82.515 en el año 2000.
En 2001 el cultivo de amapola se redujo drásticamente a 7.606 hectáreas porque los talibanes impusieron una prohibición el año de antes, explicó el jefe de la oficina del director ejecutivo de UNDCP, Francis A. Maertens.
Pero el descontrol del país tras los bombardeos estadounidenses y la caída del régimen talibán dieron al traste con la prohibición y supusieron un duro revés a los esfuerzos de UNDCP y de la comunidad internacional por erradicar el cultivo de opio y la producción de heroína en Afganistán.
La Administración Interina encabezada por Hamid Karzai, que asumió el poder el 22 de diciembre, emitió una nueva prohibición sobre el cultivo de opio el 17 de enero, y según Maertens, está seriamente comprometida a terminar con el cultivo, proceso, y tráfico ilegal de droga.
Pese a las dificultades para recolectar la amapola por la prohibición del gobierno de Karzai, los altos precios del opio ofrecidos por los traficantes locales son un gran incentivo para los campesinos, según UNDCP.
El precio por kilo de opio, que a principios del año 2001 era de 28 dólares se elevó a 700 dólares cuando los talibanes empezaron a hacer respetar la prohibición y ahora es de unos 300 a 400 dólares, según Maertens.
El UNDCP, según Maertens, se siente moderadamente optimista de cara a un futuro sobre la reducción -si no erradicación- del cultivo de opio en Afganistán, y una de las razones es que cuentan con la colaboración de la Administración Interina.
La prohibición sobre el cultivo del opio emitida en enero comprende también la prohibición de procesar y traficar la droga "pero las cosas no se pueden cambiar de la noche a la mañana", observó Maertens.
El UNDCP publicará en septiembre datos más precisos sobre el cultivo de opio en 2002, tras una investigación sobre la recolección de abril a mayo en el sur, y de junio a agosto en el norte.