BOGOTA.- Colombia realizará mañana domingo sus elecciones legislativas en medio de temores de ataques de la guerrilla izquierdista, presiones de paramilitares de ultraderecha, una avalancha de aspirantes y la apatía de los electores.
El proceso electoral se cumplirá luego de que el 20 de febrero el Presidente Andrés Pastrana rompió las negociaciones de paz con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), lo que desató temores de una agudización de la guerra interna que azota al país de más de 40 millones de habitantes.
A los temores de ataques de la guerrilla, que rutinariamente impide que los electores se movilicen para acudir a las urnas, destruye puestos de votación y ataca pueblos, en una demostración de poderío militar y de rechazo a los comicios, se sumaron las presiones de los paramilitares.
El gobierno admitió que en varias regiones del país los paramilitares, que combaten a la guerrilla en medio del conflicto interno de 38 años que dejó 40.000 muertos en la última década, están presionando a los votantes para que apoyen a determinados candidatos, táctica que también acostumbran a usar los rebeldes en las zonas que controlan.
Las denuncias parecen poner de evidencia que además de enfrentarse en el plano militar, la guerrilla y los paramilitares comenzaron a competir políticamente, según analistas.
Las regiones en donde los paramilitares presionan a los habitantes para que apoyen a determinados candidatos son los departamentos de Antioquia, Bolívar, Córdoba, Magdalena y Sucre, en el norte del país, mientras que la guerrilla hace lo propio en zonas del sur como Putumayo, Caquetá y Meta.
Autoridades reportan normalidad
"Creo que la mejor forma de derrotar a los violentos es precisamente a través de las urnas como creo que todo el pueblo colombiano lo va a hacer el domingo", dijo Pastrana al invitar a los colombianos a votar.
El Gobierno informó que puso en marcha el Plan Democracia, en el que unos 110.000 soldados y policías intentarán garantizar el libre ejercicio del voto en todo el país a los más 23 millones de colombianos habilitados para votar.
La ley seca, prohibición para ingerir bebidas alcohólicas, rige en todo el país, mientras que tropas del ejército y de la policía patrullan las principales ciudades y remotos pueblos, incluido el antiguo enclave rebelde de 42.000 kilómetros cuadrados, dos veces el tamaño de El Salvador, que sirvió de sede a la fallida negociación.
Pese a los temores de ataques de la guerrilla, las autoridades militares y de policía reportaron normalidad en todo el país, a un día de las elecciones.
A los 102 escaños del Senado aspiran 3.011 personas y a los 166 de la Cámara 5.442, en una amplia gama de candidatos que incluyen indígenas, ex reinas de belleza, un lustrabotas, humoristas, actores y hasta personas secuestradas.
En las más recientes elecciones legislativas, en 1998, hubo una abstención del 55 por ciento y aunque el gobierno invitó a los electores a acudir masivamente a las urnas, no se espera que eso ocurra.
Diversos analistas atribuyen la apatía de los votantes al hecho de que el Congreso, controlado actualmente por el opositor Partido Liberal es visto como una de las instituciones más corruptas, según recientes encuestas.
El Congreso, no ha escapado a la guerra interna, y siete de los congresistas elegidos en 1998 fueron asesinados en los últimos años en ataques atribuidos a la guerrilla y a los paramilitares. Otros cinco están secuestrados por las FARC.
Pese a los temores de una agudización de la guerra después de la ruptura del proceso de paz, hasta el momento los rebeldes se han limitado a derribar torres de energía, de comunicaciones y puentes, dejando sin electricidad, sin servicio telefónico e incomunicadas algunas zonas del país.