CIUDAD DEL VATICANO.- La confesión no es una "terapia psicológica" y los sacerdotes no pueden dejar de recurrir a su vez al sacramento de la penitencia, recordó hoy el Papa, quien además instó al respeto de la castidad.
Al hablar hoy frente a los confesores de las basílicas patriarcales de Roma, Juan Pablo II analizó el sacramento de la penitencia al subrayar que "no es solamente un instrumento destinado a destruir el pecado, sino precioso ejercicio de la virtud, expiación, escuela insustituible de espiritualidad".
También exhortó a los sacerdotes a "recurrir al sacramento personalmente, como válida ayuda en su camino de santificación y, por lo tanto, para usarlo como forma cualificada de dirección espiritual".
El perdón de los pecados -añadió el Pontífice- está subordinado a la confesión frente a un sacerdote, a un acto sacramental que "no es un acto de terapia psicológica sino una realidad sobrenatural destinada a producir en el corazón efectos de serenidad y de paz, que son fruto de la gracia".
Las técnicas psicológicas "externas al sacramento", aunque sean consideradas útiles, advirtió el Papa, de 81 años, "pueden ser aconsejadas con prudencia, nunca impuestas".
Al concluir su mensaje, con respecto a la idoneidad de los candidatos al sacerdocio, el Papa aludió al voto de castidad.
Si la idoneidad debe tener en cuenta todas las virtudes y las costumbres morales -dijo- "es claro que lo que se exige se refiera también a la castidad, desde el momento que, al recibir los órdenes sagrados el candidato estará obligado al celibato perpetuo".