MONTERREY.- La Cumbre de Monterrey adoptó el viernes un documento que define una estrategia para aumentar el financiamiento al desarrollo, poco después de que el Presidente de Estados Unidos, George W. Bush, propusiera ante el plenario una nueva estrategia que ligue la ayuda a reformas económicas.
Washington, en la mira de muchos sectores debido al reducido porcentaje de su Producto Interno Bruto (PIB) que distribuye como ayuda pública al desarrollo, fue además acusado este viernes por el Gobierno cubano de haber presionado al anfitrión México para que Fidel Castro partiera anticipadamente de la reunión convocada por Naciones Unidas y a la que asisten más de 50 jefes de Estado.
El texto adoptado, denominado el Consenso de Monterrey, propone financiar el combate mundial a la pobreza mediante una liberalización mayor del comercio internacional, incrementos en la ayuda financiera por parte del primer mundo, alivio en los servicios de deuda externa y combate a la corrupción.
Desde la tribuna del plenario, Bush hilvanó la visión de Estados Unidos, en el sentido de priorizar en especial el libre comercio y las reformas económicas y políticas, más que la ayuda a los países pobres.
"Las naciones ricas tienen el deber no solamente de compartir sus riquezas, sino también de impulsar las fuentes que la producen: libertad económica, libertad política, derechos humanos", dijo Bush.
"Si somos serios en el combate contra la pobreza, debemos ser serios con el desarrollo del comercio", señaló y, recurriendo una vez más a la filosofía mercantilista impregnada en la mayor economía del mundo, dijo que "hasta ahora, el éxito de la ayuda era medido por el monto de los recursos" consagrado al desarrollo, y "no por los logros".
Estados Unidos, la mayor economía mundial, está en la mira porque solamente entrega el equivalente a 0,10% de su PIB, pero antes de venir a Monterrey, Bush anunció aumentos progresivos a partir de 2004, para llegar en tres años a un equivalente al 0,13%.
Las posturas de Estados Unidos marcan diferencias con los europeos, que mantienen niveles de ayuda económica tres veces mayores en relación con sus PIB.
"Estamos conscientes del absoluto imperativo moral de combatir la extrema pobreza sufrida por una quinta parte de la humanidad y hemos adoptado completamente las metas históricas escritas en la Declaración del Milenio", dijo el presidente de la Comisión Europea, Romano Prodi a la cumbre.
Prodi reafirmó además el compromiso de la Unión Europea de aplicar un 0,7% de su Producto Interno Bruto a la ayuda para el desarrollo.
Según las Naciones Unidas, son necesarios 750.000 millones de dólares en 15 años para cumplir con la meta de reducir la pobreza mundial a la mitad, y aspira a que los países incrementen sus ayudas oficiales al desarrollo hasta el equivalente de un 0,7% de sus PIB, tal como se planificó hace ya 30 años.
El texto fue adoptado por los países presentes en la reunión, excepto Cuba, que además denunció que Washington ejerció intensas presiones sobre México para impedir que Fidel Castro, quien abandonó la reunión intempestivamente el jueves, viniera a la cumbre.
"Personas muy autorizadas del Gobierno de México nos comunicaron antes de la Conferencia las presiones de que eran objeto de parte del Gobierno de Estados Unidos para que Cuba no participase en la Conferencia y para que específicamente no estuviera encabezada por el Presidente Fidel Castro", denunció.
EE.UU. negó haber presionado a México para que Castro partiera de la cumbre. Consultado sobre si eran ciertas las afirmaciones cubanas, un alto funcionario, que solicitó el anonimato, simple pero firmemente respondió: "No".
La portavoz de la Cancillería mexicana, Gloria Abella, pidió más tarde a Cuba que revele los nombres de los funcionarios de este país que supuestamente pidieron que Castro se marchara de la Cumbre.
Al negar que México haya recibido alguna presión, Abella pidió que Cuba diga qué funcionario de Estados Unidos ejerció esas presiones y quién es la "persona muy autorizada" mexicana que le pidió a La Habana que Castro se marchara la tarde del jueves del país.
Al margen de la reunión, el Presidente de la golpeada Argentina, Eduardo Duhalde, mantuvo este viernes una extensa reunión de hora y media con el director gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Horst Kholer, a cuyo término se informó que una delegación del organismo multilateral estará en Buenos Aires a comienzos de
abril.
El portavoz presidencial, Eduardo Amadeo explicó que se sigue "avanzando en la construcción de un programa que termine con la inestabilidad" y permita obtener "recursos para solucionar los problemas sociales y económicos de Argentina".