BUENOS AIRES.- El gobierno argentino dijo que el acuerdo con el FMI para que el organismo preste ayuda financiera al convulsionado país "está más cerca que nunca", pero no anunció medidas para frenar la violenta devaluación del peso que genera temores a una crisis inflacionaria.
El Presidente Eduardo Duhalde mantuvo el viernes una reunión en México con el titular del Fondo Monetario Internacional (FMI), Horst Koehler, con quien se acordó que en abril llegará una nueva misión del organismo para comenzar a negociar un nuevo acuerdo.
"Venimos muy satisfechos con los resultados del viaje. Hemos logrado encarrilar definitivamente la negociación con el FMI", dijo a una radio Eduardo Amadeo, portavoz presidencial, tras descender del avión que lo trajo desde México junto con Duhalde y otros funcionarios.
"Apenas termina Semana Santa (lunes 1 de abril) vamos a tener la misión final, la misión que nos va a llevar, esperamos, a un acuerdo con el Fondo que termine con las incertidumbres que vive la economía. Creo que estamos más cerca que nunca de lograr un acuerdo", añadió.
Argentina necesita los fondos para poder pagar este año los vencimientos de deuda con los organismos internacionales de crédito, incluido el FMI, y para comenzar a reconstruir la economía, que no crece desde 1998 dejando a casi la mitad de la población viviendo en la pobreza.
Pero más allá de un acuerdo con el FMI, lo que hace temblar a los argentinos es que la profunda caída del peso, que el viernes cerró en 3,10 unidades por dólar y ya acumula una depreciación del 67,7 por ciento desde que Duhalde decidió devaluarlo en enero, genere un pico de hiperinflación.
Los precios minoristas acumularon una subida de 5,4 por ciento en el primer bimestre del año, luego de 10 años en que la inflación prácticamente no existió, y los analistas creen que en el 2002 los precios aumentarán mucho más del 22 por ciento que proyecta el gobierno.
La asociación de consumidores Adelco calculó que en marzo la canasta básica de alimentos ya aumentó su precio en 8,4 por ciento, aunque el gobierno estima que este mes los precios minoristas, incluyendo alimentos y todos los demás productos, crecerán alrededor del 3,0 por ciento.
Además, la petrolera española YPF-Repsol, la más grande del país, anunció que desde este sábado aumentará sus gasolinas un 4,0 por ciento, lo que podría encarecer los fletes de todos los productos y por tanto sus precios.
La población teme que si el peso se sigue depreciando, se repita el escenario de 11 años atrás, cuando la inflación fue del 5.000 por ciento anual y dejó al país en la ruina.
La alarma es mayor porque un pico inflacionario caería muy pesado en los bolsillos flacos de los argentinos, que desde 1998 sufren despidos -la desocupación afecta al 18,3 por ciento de la población económicamente activa- y rebajas de sueldos.
El secretario general de la presidencia, Aníbal Fernández, dijo a periodistas que Duhalde tiene "la preocupación que pueden tener todos, pero nada alarmante ni que quite el sueño" por la depreciación del peso.
Reuniones
Sin embargo, el gobierno admitió que debe tomar decisiones para frenar la caída del peso, y durante el fin de semana se desarrollarán reuniones entre los ministros y el presidente para evaluar las opciones.
Amadeo y Fernández dijeron que no habrá cambios de nombres en el gabinete, desmintiendo versiones que aseguraban que los días del ministro de Economía, Jorge Remes Lenicov, estaban contados.
"Estamos preocupados como todos los argentinos, es obvio que hay que tomar decisiones", dijo Amadeo.
El viernes, el secretario de coordinación de la presidencia, Pedro Pampuro, desmintió que el gobierno esté pensando en volver a un tipo de cambio fijo como el que rigió en el país entre 1991 y enero del 2002.
Sin embargo, consultado acerca de esa posibilidad, Fernández dijo el sábado que el presidente no descarta ninguna opción.
"El Presidente Duhalde siempre ha dicho que no es dogmático en ninguna de las posibilidades", respondió.
"Lo que está tratando de hacer es plasmar de la mejor una estrategia que permita tener un plan sustentable. Para poder hacer eso no se puede ser dogmático y uno analiza todas y cada una de las variables", dijo.