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Papa presidió misa Crismal y rezó por sacerdotes que no respetan votos

"Recemos por todos nuestros hermanos que por una causa u otra no han respetado los compromisos asumidos con la ordenación sacerdotal o que atraviesan un periodo de dificultad y de crisis", dijo el Santo Padre durante la homilía de la misa crismal, celebración que ofició el cardenal colombiano Darío Castrillón.

28 de Marzo de 2002 | 09:23 | EFE
CIUDAD DEL VATICANO.- El Papa presidió hoy, pero no ofició, la tradicional Misa Crismal, durante la que bendijo los Santos Oleos y en cuya homilía pidió por los sacerdotes que por una causa u otra no han respetado las obligaciones derivadas del sacerdocio.

Esta petición ha adquirido en esta festividad del Jueves Santo, cuando Jesús instituyó el sacramento del Orden Sacerdotal, una connotación más especial ya que en estos últimos meses se han conocido numerosos casos de obispos y sacerdotes acusados de actos homosexuales y de haber abusado sexualmente de niños.

Juan Pablo II, en su reciente carta a los sacerdotes con motivo del Jueves Santo, condenó esos casos y afirmó que estaba "conmocionado en lo más íntimo" por esos hechos que escandalizan y crean un "clima de sospecha" sobre los otros curas que ejercen su ministerio con honestidad y coherencia.

"En cuanto sacerdotes nos sentimos en estos momentos personalmente conmocionados en lo más íntimo por los pecados de algunos hermanos nuestros, que han traicionado la gracia recibida con la Ordenación cediendo incluso a las peores manifestaciones de iniquidad que hay en el mundo", aseguró el Pontífice en su misiva.

Ante varios miles de sacerdotes presentes hoy en la basílica de San Pedro del Vaticano, el Obispo de Roma resaltó la importancia del sacerdocio para continuar en la tierra la misión de Jesús y dio gracias por las vocaciones.

"Recemos por todos nuestros hermanos que por una causa u otra no han respetado los compromisos asumidos con la ordenación sacerdotal o que atraviesan un periodo de dificultad y de crisis", dijo el Santo Padre durante la homilía, en la que también pidió por todos aquellos sacerdotes que trabajan entre dificultades y sufren persecución, especialmente por los que han pagado con su vida la fidelidad a Cristo.

Como estaba previsto para permitir una total recuperación de la artrosis que sufre en la rodilla derecha el Papa no ofició la misa, que corrió a cargo del cardenal colombiano Darío Castrillón Hoyos, prefecto de la Congregación para el Clero.

Juan Pablo II presidió la Misa Crismal desde un sillón colocado en el altar mayor, al que llegó tras atravesar el templo en la nueva peana móvil que sustituye a la que usaba desde hace varios años para trasladarse por la basílica de San Pedro.

La Misa Crismal marca el comienzo del Triduo Pascual que, como resaltó el Pontífice, es el centro del Año Litúrgico.

Durante la misa, el Obispo de Roma bendijo el Oleo de los catecúmenos, el de los enfermos y el Crisma (aceite y bálsamos mezclados), que le fueron presentados en tres grandes jarras de plata.

Estos óleos son bendecidos el Jueves Santos por los obispos y se utilizan para ungir a los que se bautizan, a los que se confirman y para la ordenación sacerdotal. El rito se celebra en todas las catedrales del mundo.

El Jueves Santo se celebra también la institución del sacramento del orden sacerdotal por Jesucristo durante la Ultima Cena. Así, durante el rito, los sacerdotes renovaron las promesas sacerdotales (pobreza, castidad y obediencia).

Esta tarde, el Santo Padre presidirá en la basílica de San Pedro los oficios del Jueves Santo, donde tradicionalmente se les lavan los pies a doce presbíteros.

Hasta ahora, el Papa siempre había lavado los pies, pero este año posiblemente no lo hará debido a los problemas en la rodilla y de ello se encargará, posiblemente, el cardenal secretario de Estado, Angelo Sodano, que es el "número dos" del Vaticano.

El cardenal Sodano, al parecer, será también el encargado de oficiar la Misa de la Cena del Señor, que hasta ahora se ha venido celebrado en la basílica de San Juan de Letrán, la catedral de Roma, y este año ha sido trasladada al Vaticano para facilitar los desplazamientos de Juan Pablo II, que tiene casi 82 años.
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