JERUSALEN.- Con más policías que peregrinos, pero con la misma devoción de siempre, concluyó hoy en el Santo Sepulcro de Jerusalén la procesión del Vía Crucis por la Vía Dolorosa, que Jesús recorrió con la cruz a cuestas hace dos mil años.
Cristianos de Jerusalén, en su mayoría palestinos, y algunos extranjeros que se acercaron desde Tel Aviv, fueron los únicos que revivieron hoy, Viernes Santo, la agonía de Jesús crucificado en Jerusalén.
Faltaban los cristianos de Gaza y Cisjordania que no pudieron acudir a la ciudad tres veces santa por la férrea ocupación del Ejército de Israel en esos territorios.
El Vía Crucis" y sus catorce estaciones, que fue encabezado por monseñor Michel Sabbah, el Patriarca Latino de Jerusalén y máximo dignatario de la Iglesia Católica en Tierra Santa, fue recorrido por los escasos participantes bajo una fina lluvia que se filtraba por las callejuelas de la ciudad antigua de Jerusalén y bajo la atenta mirada de un inusitado despliegue de policías israelíes armados.
El recorrido de la procesión comenzó en Antonia, lugar donde quizá se alojó el procurador romano, Poncio Pilatos, quien dictó la sentencia de muerte de Jesús, al mismo tiempo que se lavaba las manos para desvincularse de la condena.
En la Segunda Estación, Jesús, con una corona de espinas en la cabeza y con un manto púrpura, es ridiculizado por los soldados romanos que le llaman "Rey de los judíos" e inicia el camino hacia el lugar de su ejecución, en el extramuros de la ciudad.
El recorrido de las catorce estaciones es de kilómetro y medio y este año se ha realizado con más rapidez que nunca, dijo a EFE Fray Artemio Vítores, superior de la comunidad franciscana que comparte la guardia de los Santos Lugares con otras confesiones.
"Ha sido triste -afirmó- las calles de Jerusalén están desiertas y con mucha policía".
Y los últimos atentados suicidas registrados en Jerusalén han disuadido a miles de peregrinos cristianos de todo el mundo a asistir a conmemorar la pasión del Hijo de Dios anunciada por los profetas, dijo.
Una conmemoración que es también la expresión de un camino simbólico, el de llevar la cruz con Cristo, que algunos devotos siguieron.
Tras el Descendimiento de la cruz, la decimocuarta estación -Jesús es depositado en su tumba- se rememoró en el Santo Sepulcro la oferta de una tumba por José de Arimatea en las cercanías de la Crucifixión.
A últimas horas de la tarde, los palestinos cristianos participarán en la "procesión fúnebre" encabezada por monjes franciscanos, que reproducirán mediante un enorme crucifijo móvil el depósito de Cristo en el "catolicón" o "catedral griega" del Santo Sepulcro.
Jesús fue crucificado en Jerusalén el 7 de abril del año 30 y su muerte trastocó la historia y el curso del tiempo. Para la fe cristiana aquel día, el Hijo de Dios dio paso a una era completamente nueva al anunciar la liberación del pecado y de la muerte con su Resurrección.